Antonio Ricaurte
Quito vive momentos catastróficos como resultado de los pavorosos incendios que han provocado pánico, dolor, angustia y caos en la población.
- En medio del desastre, es reconfortante ver al alcalde de Quito, Pabel Muñoz, liderando de manera humilde y eficiente el combate a los incendios, junto al equipo del Cuerpo de Bomberos del Distrito Metropolitano.
- Es digno de aplaudir la coordinación entre el Alcalde de la ciudad y el Gobierno Nacional. Esa es la única forma de sacar adelante al país, esa es la única manera de atacar eficientemente los problemas que vive el Ecuador.
- Es hora de que aprendamos que los ataques, las peleas, los enfrentamientos, el desprestigio, las acusaciones y el lodazal del idioma político no sirven para nada y no contribuyen, en lo absoluto, para sacar adelante al país. Lo único que sirve es la unidad entre ciudadanos, el trabajo conjunto entre gobernantes y dejar a un lado odios y cálculos políticos.
- Los políticos deben aprender a hablar el idioma de la gente, que es totalmente distinto al de los políticos tradicionales. El idioma de la gente es: de búsqueda de lo positivo, lleno de esperanza, de alegría, de cordialidad, de entretenimiento, de ilusiones y de sueños por cumplir.
- En los últimos días, el país ha vivido cortes de luz. Es evidente que el verano ha sido muy fuerte y no ha llovido. Los ríos han reducido su caudal y las centrales eléctricas no funcionan a capacidad. Para el 47% de la población, los cortes de luz se han producido porque no llueve en el país. Sin embargo, los políticos aprovechan para culpar al presidente Daniel Noboa por los apagones. Al culparse entre ellos, los politiqueros quedan muy mal, se meten en el lodazal político y pierden los pocos votos que podrían tener en un proceso electoral.
- De igual forma, es asqueroso ver cómo fanáticos, ciegos de odio, culpan al Alcalde por los incendios. Es parte de la condición humana, lo hemos dicho ya: cada ser humano tiene más de 65.000 pensamientos diarios, de los cuales 95% son repetitivos. A esos pensamientos, cada persona los organiza de acuerdo a sus creencias para luego autoengañarse; de esta manera, algunos individuos caen en el fanatismo y en la radicalidad. Frente a eso, no hay nada que hacer.
- El fanatismo no les permite ver que no llueve, que los bosques y pastos están secos y que ese panorama es propicio para que actúen los pirómanos o, tal vez, los grupos de narcotráfico, que buscan aprovechar el caos, tener algunos días de ventaja para concretar sus millonarios negocios.
Sin embargo, es hora de la unidad, es el momento de que las autoridades trabajen juntas, es hora de que se dejen a un lado odios y fanatismos; es hora de la solidaridad y de sacar a Quito y al país adelante.