Donald Trump vuelve a ganar y demuestra que la política tradicional ya no existe

Antonio Ricaurte

Donald Trump regresa a la Casa Blanca. Ha sido atacado por los medios de comunicación más importantes de EE.UU. y del mundo, criticado por la mayoría de los artistas de Hollywood y cantantes famosos. A pesar de enfrentar juicios y sentencias, incluso con el riesgo de ir a la cárcel, gana las elecciones con grupos feministas, Lgbtiq+ y ambientalistas en su contra de forma radical.

  1. Donald Trump es un espectáculo. Siempre lo fue: un empresario polémico, protagonista de reality shows. Divierte, entretiene, nunca aburre.
  2. Para sus votantes, es un ser humano común y corriente, con aciertos, errores, triunfos, fracasos, problemas, equivocaciones, éxitos, quiebras, matrimonios y divorcios. Enfrenta problemas y juicios; es decir, es un ser humano común y corriente. No es el típico político hipócrita que se pone una máscara para actuar y que esconde su vida privada.
  3. Enfrenta una avalancha de juicios que, en lugar de afectarlo, lo han convertido en mártir y perseguido a los ojos de la gente:
  • Caso de documentos clasificados: Se le acusa de haberse llevado documentos clasificados de la Casa Blanca.
  • Pago a una estrella de cine para adultos: Se le acusa de haber pagado dinero para silenciar a una estrella de cine para adultos, con quien habría tenido una relación. En este caso fue declarado culpable y espera sentencia; podría ir a la cárcel.
  • Caso de interferencia en las elecciones: Está relacionado con la toma del Capitolio.
  • Caso de interferencia electoral en el condado de Fulton, Georgia.
  • Millonarios pagos por procesos civiles y fianzas.
  1. Cuando Trump fue fichado por la Policía, utilizó esa foto para hacer vasos, camisetas y otros productos, logrando recaudar millones de dólares. Es un personaje que sabe aprovechar las tormentas y sacarles beneficio. El balazo que recibió en un acto de campaña es otro ejemplo de esto: se convirtió en un meme que tomó vida propia y le dio la vuelta al mundo.
  2. Los seres humanos modernos odian a los políticos y a quienes consideran poderosos. Donald Trump es el antipolítico. Es una figura diferente, además de ser atacado y victimizado por los poderosos: artistas de Hollywood, grandes medios de comunicación y cantantes famosos. Es rechazado por grupos Lgbtiq+, feministas y ambientalistas que, más allá de sus legítimas reivindicaciones sociales, han provocado radicalismos rechazados por la sociedad.
  3. Trump sabe crear imágenes. Su corbata roja y su gorra roja son símbolos poderosos. Al verlos, la gente sabe que se trata de Trump.
  4. El mundo cambió, la política cambió. Estamos viviendo una realidad distinta en la que las imágenes son lo fundamental. El 75% son imágenes; lo que se diga —planes de gobierno, cifras, etc.— casi no existe. Los políticos tradicionales han desaparecido; el votante actual quiere seres humanos de carne y hueso, no políticos hipócritas que actúan como robots que nunca se equivocan. La gente desconfía y rechaza a los poderosos, y si los poderosos atacan a un candidato, lo victimizan y le hacen un favor.
  5. Hoy, Donald Trump vuelve a la Casa Blanca, demostrando que los conceptos de la política tradicional ya no existen. Demuestra que la opinión de los grandes medios de comunicación, analistas, políticos y demás actores de los círculos de poder ya no influye en las decisiones de los votantes.