Ánimo, que de todo se sale

De nuevo la viabilidad de nuestro tan proclamado Estado de Derecho se pone a prueba: la Fiscalía ha abierto 403 causas, entre investigaciones previas e instrucciones fiscales, en 21 provincias, por hechos ocurridos en el paro nacional.  En tanto, las comisiones del Gobierno y las organizaciones indígenas transcurren con muchas penas y tal vez calamitosas consecuencias.

Una nueva crisis por “a” o por “b” es de lo que más preocupa al resto de la ciudadanía. Los conocidos y tóxicos vicios de la justicia en el país podrían de nuevo manifestarse en el primer caso, cuando los casos vayan pasando a manos de los jueces. Por muy argumentado que parezca el supuesto delito al final todo es papel mojado.

La politización de la justicia es el talón de Aquiles de nuestra democracia. Sin jueces independientes, que tomen sus decisiones sin miedo a represalias, pero también sin buscar el favor de nadie, el equilibrio de poderes se resiente. Lo que pase en los tribunales también tendrá su efecto sobre las conversaciones cuatripartitas que, por “casualidad”, corren paralelas.

Como a un tiempo la lucha por el poder en la Asamblea Nacional, inocultablemente desestabilizadora y electoralista. En este último punto es en el que se conjugan todos los procesos en marcha, ante el habitual chantaje del otorgamiento de indultos a cambio de alguna ventaja inmediata o futura. No es “hilar fino”, sino atender a la idiosincrasia de nuestra clase política, tanto de sus figuras visibles como de las otras.

Así vamos, en espera del paro nacional indígena y de sectores que se dicen “populares”, unida a la captación de espacios públicos y a la violencia psicológica de la sociedad, lo que se ha convertido en una pesadilla y un laberinto con trampas en una espiral descontrolada. Una manera de chantaje a este Gobierno, como con el anterior y con el próximo. Pero ánimo, que de todo se sale.

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