Diccionario académico de ecuatorianismos

Alfonso Espín Mosquera

“Darás dando este recado”,  “darás trayendo”, “darás diciendo”, y en ocasiones, en Quito, se suman a estas expresiones, un “no serás malito”, como corolario afectivo que en conjunto quiere decir “por favor da este mensaje, por favor trae o por favor di”, como hermosos ecuatorianismos que solamente se escuchan en el Ecuador y en voz de quienes somos nacionales.

Como estas expresiones, hay miles de vocablos que nos pertenecen o que compartimos con hermanos de países vecinos. Cada palabra con diferentes acepciones, según la región, pero todas engrosando la riqueza léxica que como hisponablantes tenemos.

Hay no solamente voces, sino refranes, máximas como el popular “toma tu maduro”, utilizada para  satisfacer una dulce “venganza” que encara el error al que se equivocó en algo. En realidad, somos un pueblo propio con nuestras jergas y términos, apreciables y entendibles entre quienes compartimos el país y la región. Reunir miles de estas voces, investigar sus acepciones, origen, significado, es un verdadero esfuerzo que nos brinda identidad nacional,  que guarda nuestros orígenes y nuestra propiedad en el habla.

Justamente la Academia Ecuatoriana de la Lengua, presentó en días pasados el Diccionario Académico de Ecuatorianismos, en el que se condensan términos de esta lengua tan nuestra y llena de ese colorido propio del país. Lo hizo en un acto sencillo, pero lleno de emotividad, con un hermoso discurso de la primera mujer directora de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, ahora exconductora de la institución, pero emérita por siempre, la Dra. Susana Cordero, quien puso sensibilidad, afecto y aun humor en sus palabras.

Este libro está para sostener nuestra identidad del habla, en él se han sistematizado los términos que nos pertenecen en la comunicación diaria y se vuelve fundamental en la construcción de los intangibles que nos mueven y dan vida.

Vivimos tiempos complejos en el país, asistimos a suertes grotescas de hacer política. Se han perdido valores humanos y hemos olvidado quienes somos, de dónde venimos y aun hemos comprometido nuestras vidas a limitadas y medianas formas de existir, en las que poco importa nuestra realidad ecuatoriana, porque nos ha robado la globalidad y, de hecho, no tenemos un norte nacional y en esa medida no damos mérito a nuestro origen y territorio.

Es importante, en estos momentos críticos, comulgar con nuestra realidad; sabernos sí habitantes del mundo, pero sin perder la perspectiva nacional, para amar y engrandecer al país que nos cobija con su nacionalidad.

El conocimiento de lo que somos, es parte de una conciencia ética, que nos permite distinguir entre lo bueno y lo malo con argumentos valederos, por eso es necesario seguir trabajando en estas lides.

Hay que construir identidades colectivas para apropiarnos con verdadero afecto del país en cada acción que hacemos, en el desempeño de nuestras labores diarias y, hay que lanzar una verdadera cruzada en el ámbito educativo para el conocimiento de nuestros niños y jóvenes, al tiempo de buscar las herramientas para democratizar los conocimientos culturales hacia el gran público nacional.

Levantemos al país desde estas acciones profundas e hiperestésicas para sostenernos y liberarnos de los males que por ignorancia nos esclavizan.