Al filo de la navaja

Alejandro Querejeta Barceló
Alejandro Querejeta Barceló

Cierra el primer semestre de gobierno del presidente Lasso, pese a tirios y troyanos de por medio, con un importante logro: la campaña de vacunación y un exitoso manejo de la pandemia. Se podría afirmar, además, pero con cautela, que la economía da síntomas de estar despegando y que las relaciones internacionales en esta esfera presentan un rostro más realista. La reestructuración de la deuda no impidió el flujo de dinero fresco al país.

En las relaciones con otros poderes del Estado la balanza se inclina, aunque discretamente, a su favor. Su proyecto de ley de reactivación económica, con una restructuración impositiva, pasó por la Asamblea Nacional airosa y fue a dar tal como la recibieron los legisladores, sin cambiar una coma, al Registro Oficial. Un tira y afloja parlamentario que no dio “ni chicha ni limonada” a la oposición, pero sí un lamentable escenario de pobreza ideológica y políticas.

Por otra parte, los victimarios pasaron a víctimas, y viceversa. Ni unos ni otros han parado de hacer presión y chantaje. El disenso se vuelve norma en el legislativo y el gobierno, con su insistencia en el diálogo, en muchos casos impone sus criterios. Esta diplomacia “hacia dentro” le ha permitido, hasta ahora, lidiar con la crisis carcelaria y delincuencial, así como con escándalos como el de los ‘narco generales’.

En este sentido, el régimen también logró que el Poder Judicial se mire críticamente por dentro como pocas veces en su historia reciente, mientras crece la presión social para actuar fuerte y con apego a la Ley, lo que tendrá consecuencias a corto y largo plazos. El sangriento caos en las prisiones, la corrupción sistémica y el auge del macro y microtráfico de estupefacientes tienen mucho que ver con lo que en los tribunales se haga o se deje de hacer.

Decisiones: las hay duras y las hay difíciles. También las hay injustas. Le quedan mal a unos y otros las amenazas. En ciertos episodios las partes han pasado por alto que la soberanía del Estado tiene un carácter impersonal. Se ejerce a través de leyes y reglas administrativas. Los liderazgos se consolidan y ganan en respetabilidad en la medida que se respetan estas leyes y reglas. Todo, en este tema, se ha movido en el semestre “al filo de la navaja”.

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