A poner el hombro…

No es importante nunca errar, cuanto tener dignidad para manejar  las diferentes disyuntivas que la vida nos presenta. Por ejemplo, no se escribe como se habla y el coloquialismo que usamos en el lenguaje oral en ocasiones se traduce al escrito, por eso hay que hacer una pausa y corregir, para lograr un texto digno y con calidad. Lo mismo pasa en todos los aconteceres de la vida; hay que detenerse y pensar en lo que estamos haciendo para enmendar y lograr los mejores resultados.

Lo más importante en la vida debe ser la buena fe de los seres humanos, sobre todo en las altas esferas del poder, en la administración pública y en la vida personal también. El gobierno está estrenándose, las acciones que se tendrán que emprender son muchas, la herencia del pasado es desastrosa y no se recibe con beneficio de inventario, luego los correctivos no causarán efectos inmediatos y tendremos que sacar paciencia y razonamiento para entender el momento que vivimos.

Francamente decir que el sistema capitalista sea óptimo no es correcto. Los niveles de inequidad entre las grandes poblaciones así lo prueban. La panacea  tampoco está en los sistemas socialistas, como lo demuestran los extremos del empobrecimiento de la gente que ha vivido en esos regímenes.

El ser humano debería entender que su vida es limitada y que el único sino de la existencia es la muerte. Su beneficio está en la vida digna de todos quienes le rodean y no en el aprovechamiento arribista y miserable de los demás. En cualquier sistema político- económico es importante el ejercicio sensiblemente generoso y ético en todos nuestros actos, de tal manera que caminemos sin generar problemas y facilitando la gobernabilidad de quienes tienen en sus manos los destinos del país.

De hecho la Asamblea Nacional, por ejemplo, debería orientarse por el bien común y no por sus intereses personales. Igualmente, los grupos de presión deberían solidarizarse con la realidad de las mayorías, así como los empresarios, los trabajadores y todos los gremios que se rasgan las vestiduras hablando del país como fin último de sus conquistas.Es ahora cuando hay que arrimar el hombro porque todos nos necesitamos para proyectarnos al futuro.