A consulta

Agustín Sánchez

Esta sería la salida del Presidente ante el anunciado bloqueo del legislativo a propuestas de ley que orientan una salida a la aguda situación fiscal, laboral y productiva.

La postura ciega y politiquera de los bloques parlamentarios ante la realidad nacional, se ensaña en trazar un callejón sin salida al Gobierno, para obligarlo a tranzar como en la época de pactos de la regalada gana, donde se canjeaban votos por espacios de poder.

Difícilmente esa oposición que se alimenta de la división social comprenderá que un mejor Ecuador se construye con diálogo y consensos, y no con condicionamientos absurdos que no soportan un mínimo análisis o amenazas de paralizaciones.

Esto ha obligado al Gobierno central el plantearse “gobernar por consulta” aprovechando su buen momento de popularidad como resultado del plan masivo de vacunación tan bien logrado, pero sería bueno saber si el escenario de perder la consulta en caso de ejecutarse, está siendo analizado por el Gobierno.

No solo que sería catastrófico por la crisis política que se agudizaría a nivel de la Asamblea, pues se empoderarían de la negativa ciudadana, sino que las bancadas revolucionarias capitalizarían ese momento político para los procesos electorales a nivel local que se aproximan.

Varias consultas históricas en América Latina, inclusive en aquellos gobiernos que se consideraban populares y fuertes, se convirtieron en una estocada final, si bien nada es cierto en la vida, aventurar una consulta sin considerar verdaderas probabilidades, insisto podría ser fatal.

Ahora, todo dependerá la estrategia y orientación que se instaure de cara a este posible referéndum, el cual debe apuntar a un tema trascendental como escudo (dolarización) y cobije cambios estructurales. Si, una estrategia similar aquella consulta mañosa del correísmo que se apoderó de la justicia, pero esta vez sin intenciones dictatoriales de por medio.

Poco le queda a este país para darse cuenta que el desorden, corrupción, desempleo y narcotráfico, van ganando espacios hasta convertirlo en un estado fallido, y así suene lapidario, esta podría ser de las pocas oportunidades que nos quedan para poner la casa en orden.