A ‘Carlitos’ todo le salió mal…

‘Carlitos’, nombre asociado al expresidente Rafael Correa en el intento de secuestro de Fernando Balda en Bogotá, está enfadado en su nuevo ático en Lovaina. Todo estaba amarrado. Fingió ser demócrata al felicitar el triunfo de Lasso y ofreció sus asambleístas para un pacto de gobernabilidad. Un pacto con piola.

La alianza preveía que su agrupación, UNES, capte la vicepresidencia de la Asamblea y un puesto en el CAL, además de fuerte presencia en las comisiones legislativas permanentes. Un presidente, el socialcristiano Henry Kronfle, que haría lo que le digan sus aliados correístas. La oferta preveía dejar el lawfare (persecución judicial de la que dicen ser ‘víctimas’) y una ‘comisión de la verdad’ para revisar casos de corrupción ejecutoriados en la justicia, donde está ‘Arroz Verde’ con sus implicados y ‘Carlitos’ a la cabeza.

Comisión, ¿de qué verdad? Para que Correa vuelva al país, libre de pelo y paja; para que Glas salga de la cárcel (casi les sale con el dislate de Lenin Moreno y su decreto de indulto por enfermedades ‘catastróficas’); y para que toda la banda delincuencial vuelva a hacer de las suyas en las funciones del Estado y en aquello que convenga mantener del mamotreto de Constitución de Montecristi, que debería ser, cuanto antes, modificado.

‘Carlitos’ pensaba que su entente con los socialcristianos, encabezados por el ‘tigrillo de Isla Mocolí’, le posibilitaría un rápido retorno al poder (como los Fernández con Macri en Argentina). Creía que su pacto legislativo estaba oleado y sacramentado (faltó un voto). No contó con la reacción de la gente, que mostró su enojo en redes sociales y medios de comunicación. No se entendía cómo podía funcionar este ‘parto de los montes’, que podía catalogarse de antinatura, pero que no era tanto.

Nebot y Correa flirtearon desde que ‘Carlitos’ llegó al poder en 2007, cuando Guayaquil era fortín del ‘tigrillo’. Se atacaban a veces, pero todo convergía en relaciones de odio y amor. El correísmo y el socialcristianismo proceden del mismo vientre populista que tanto daño hizo al país y es causante de la crisis de gobernabilidad que padece el Ecuador.

La mayoría construida por Creo con Pachakutik, Izquierda Democrática e independientes (lo son y eso los hace poco confiables) en torno a la presidencia de Guadalupe Llori (perseguida por ‘Carlitos’ en su largo mandato) es una alianza pegada con saliva que no asegura votos para aprobar leyes. Pero, por esta vez, a Rafael o ‘Carlitos’ todo le salió mal…