24 de Mayo

Llega la celebración en instantes cruciales para el país, ocasionados no solo por la pandemia sino por la incapacidad, negligencia o corrupción de bastantes líderes de una política o politiquería de trastienda, falta de auténtico arraigo y sentimiento patriótico, que se ha evidenciado especialmente en los últimos tiempos.

Esta fecha mayor de nuestro calendario histórico, encarna ideales que se basan en el republicanismo y el afán de superación y triunfo. No debe ser olvidado el sacrificio de los héroes que nos legaron independencia, fue inmenso, lleno de costos en vidas humanas, económicos y de otra índole. Numerosos perecieron o sufrieron castigos infamantes; la represión monárquica, feroz y permanente, sólo cesó cuando en el Pichincha, en un día como hoy, en 1822, la victoria coronó la lucha por mejores horizontes.

De allí en adelante, se ha ido de tumbo en tumbo hasta llegar a la hora contemporánea que reclama estadistas y dirigentes con formación, sensibilidad y compromisos relacionados con los grandes intereses y objetivos nacionales. Es tiempo de inaugurar la nueva era que nos conduzca al progreso y a la vigencia plena de la libertad y la democracia, con hechos ciertos y no con la verborrea o propaganda atorrante que acostumbran los demagogos y más elementos de esa estirpe cínica y falaz.

Con alentadora perspectiva se ha dicho que la esperanza es lo último que se pierde, recordando el mito de la caja de Pandora de donde salieron todos los males. Hoy entra en funciones el nuevo Presidente Constitucional de la República y el régimen que él encarna.

El tiempo dirá si fueron acertados, como esperamos, los votos que dieron el triunfo en la última elección. Los anhelos colectivos son de paz, bienestar, prosperidad en momentos tan difíciles para la Patria.