11A: pitazo final

¿Por qué esta elección no es igual a las anteriores? Porque nunca hubo dos modelos contrapuestos en competencia política que rayan en la exacerbación. Trasluce el antagonismo y la inexistencia de puntos de encuentro.

En esta contienda no hay espacio para el centro entre las dos posiciones. Por un lado, está la reedición de la Revolución Ciudadana y su credo de los últimos 14 años, mientras que por el otro lado, está la apuesta por un modelo de economía social de mercado que, dicho sea de paso, no ha sido probado en el Ecuador. Entonces, la decisión está entre el pasado y la experimentación de algo nuevo. A dos semanas, todo puede pasar.

Frente a un gobierno que termina sus últimos días en la unidad de cuidados intensivos, la población pondrá todas sus expectativas en el binomio que gane las elecciones. Ya no habrá justificación alguna para retrasar la solución de los principales problemas: en primer lugar, la vacunación deberá ser universal, gratuita, oportuna y sin saltos en la cola; en segundo lugar y de manera simultánea, la reactivación de la economía debido a las cifras dramáticas de desempleo y, en tercer lugar, resguardar a la población en términos de seguridad, debido a las manifestaciones más contundentes de la delincuencia y el crimen organizado. La tarea es compleja, pero debemos avanzar, indistintamente, de quien gane las elecciones.

Una pregunta que podría esclarecer el voto para los indecisos es cuál de los dos binomios nos garantiza la restauración de la confianza, el respeto y la autoestima para enfrentar la crisis en todas sus dimensiones. Esa tarea es esencial, pues no podremos salir de la pandemia si apenas uno de cada 10 ecuatorianos confía en el otro, como dice el último informe del Latinobarómetro de las Américas, peor aún, si más de un tercio de la población asocia la política con corrupción y si además, un cuarto de la población justifica la corrupción si resuelve algún problema. Por eso, la urgencia de un plan nacional para evitar el avance acelerado de la descomposición social que vivimos, sin perder de vista los altos niveles de violencia.