100 libros en un año

Llega diciembre e inevitablemente hacemos exámenes de conciencia, realizamos promesas y nos planteamos nuevos retos. “El próximo año voy a comer saludable, estudiaré una maestría, correré una maratón, me reuniré de manera frecuente con mis amigos, realizaré ese viaje postergado…”. Todo es válido, lo difícil es cumplirlo. A veces no lo cumplimos por falta de recursos, pero en la mayoría de los casos, es simplemente cuestión de voluntad.

En mi caso en particular, todos los años me planteo metas. Unas relacionadas con mi salud y otras con mi crecimiento profesional. En ese sentido, y gracias a la pandemia, me di cuenta de que, desde que tengo uso de razón, la actividad que mayor felicidad y placer me genera es la lectura. Cuando era niña soñaba con tener una biblioteca como la de ‘La Bella y la Bestia’. De adolescente quería estudiar Literatura (me desvié al periodismo) y en mi adultez comencé a escribir cortas reseñas sobre los libros que leía. Siento la imperiosa necesidad de compartir lo que leo.

Sin querer y por puro gusto, en 2020 leí 45 libros. Fue así como mi meta en 2021 debía ser la misma o superior. Si un atleta ya corrió una media maratón, lo mínimo que se plantea es repetir la hazaña o superarla. Lo mismo pensé yo. Pero cuál fue mi sorpresa cuando me di cuenta de que para mayo ya había leído 45. Decidí elevar el reto y hace pocos días llegué a los 100 libros leídos.

El número o la cantidad no es lo que realmente importa, sino lo que aprendí en el camino. Eliminé de mi vocabulario la frase: “no tengo tiempo”. La justificación de no hacer las cosas por supuesta falta de tiempo es eso, una justificación. Yo leo todos los días, llueva, truene o relampaguee. Mi horario de lectura inicia a las 05:00 cuando todos duermen y hay silencio absoluto.

Gracias a este reto ahora modero clubes de lectura, mi blog está alimentado con todas las reseñas de lo leído y mi cuenta de Instagram @booksbylolita ha sido una puerta abierta para conectar con escritores y lectoras voraces de distintos países. Descubrí que leer no es una actividad en solitario y que hay miles de personas en el mundo que lo hacen. Un libro es un pasaporte, un puente, un amigo, un vínculo, un reflejo…

Por esta meta cumplida ahora formo parte de una comunidad de gente culta, divertida, analítica, reflexiva y tolerante. Porque sin duda, la lectura nos hace más empáticos.

¿Quieren leer más? ¡Atrévanse! Mi reto ahora es motivarlos.