China y la deuda aún son temas pendientes

El Gobierno del presidente Guillermo Lasso acaba de cosechar importantes beneficios para el país al reestructurar una parte de la deuda con China. Sin embargo, esta conquista debe servir para que las autoridades pongan atención a dos asuntos fundamentales.

Lo que se acaba de lograr no borra el hecho de que, en su inicio, los préstamos se concedieron en condiciones sumamente desfavorables para Ecuador; ello debería bastar para que nuestras autoridades sepan qué esperar, en momentos de dificultad, de nuestro socio al otro lado del Pacífico. El Gobierno insiste en mencionar la posibilidad de un acuerdo comercial con China —con quien apenas este año el país ha logrado tener una balanza comercial positiva —, pocos días después de que la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos visitara Ecuador y advirtiera explícitamente sobre los riesgos de la influencia china en el país y la región. En el delicado momento geopolítico que atraviesa el mundo, Ecuador necesita establecer cuanto antes una política clara, coherente y transparente —acorde al momento actual— con respecto a la todavía segunda economía del mundo. No es tiempo de indefiniciones.

Además, el alivio temporal que ha logrado este Gobierno no quita que el país tiene más de 40.000 millones de deuda externa en su conjunto —con un PIB  que apenas ha crecido en diez años— y que pronto el servicio de esta reclamará muchísimo más del presupuesto. No es correcto dejar una crisis en ciernes para quienes vengan después; se requiere sembrar crecimiento económico desde ahora para lograr cosechar los resultados a tiempo.