Apagones: la clase política nos debe sinceridad

La elección presidencial de 2025, que será luego de cinco meses, no puede ser la única meta del actual Gobierno. Las declaraciones y los silencios, del primer mandatario y de sus ministros, especialmente por la crisis eléctrica, deben alejarse de un fin netamente electoral. La política del silencio, del misterio, de las excusas, de los posibles culpables, de la demagogia, no puede seguir siendo parte de la comunicación del régimen.

Y, por otro lado, no hay sentido en ahogarse por las críticas. El sistema eléctrico de Ecuador adolece de años de políticas negligentes y cortoplacistas. Hay que entender que falta inversión en millonarias infraestructuras eléctricas, pero también que hay ineficiencia y corrupción. Este Gobierno recibió la crisis.

Sin embargo, las soluciones no llegan con mantenimientos preventivos e improvisados. De hecho, son 20 acciones que el Estado debe concretar para no pasar por esto todos los años que vienen. Entre las principales están: abrir la posibilidad de proyectos energéticos para el sector privado, transparentar los costos de generación, establecer tarifas diferenciadas para viviendas, y otras más.

En esta línea, el Gobierno tiene la opción de adoptar la política de la sinceridad. El país necesita saber si los cortes nocturnos son una solución o, de lo contrario, solo una forma de ganar tiempo para demorar lo inevitable: apagones durante el día y por tiempos prolongados.

La real solución requiere, sin duda, de sacrificios políticos y económicos. La pregunta pendiente es, entonces, quién lo hará y quién lo apoya.