Abrir los ojos ante el ‘narcoestado’

The Economist es un prestigioso medio de comunicación británico, que tiene gran influencia sobre los mercados internacionales y sus inversionistas. La última semana, la revista 1843, una publicación de aquel diario, publicó una crónica que califica al Ecuador como el “más reciente narcoestado del mundo”.

El texto relata cómo, en los últimos 10 años, la cocaína cambió al Ecuador para siempre, convirtiéndolo en el país más peligroso del continente.

Ha revelado lo que se sabe dentro de nuestras fronteras y se ha advertido desde hace más de dos décadas, cuando se veían como simples luchadores sociales a grupos narcoterroristas colombianos. El tremendo golpe para la imagen del Ecuador por esa larga crónica parece irrecuperable en las actuales circunstancias.

Más aún, cuando el ministro de Gobierno, José de la Gasca, dijo que discrepa de una supuesta generalización sobre la realidad ecuatoriana. Dice el Ministro, que aquella es “una foto antes” de que llegue el actual régimen; que la calificación de que el país es un narcoestado, es injusta. Quienes la han leído, tendrán -sin duda- la percepción de que es “una foto” del país.

Negar la realidad cierra la puerta a cualquier intento de cambiarla. Ahora mismo, el país convive con un estado paralelo liderado por narcos y pillos, incluso hay santuarios criminales. Galápagos se ha convertido en una zona de abastecimiento de combustible. Hay criminales ecuatorianos entrenados en tácticas de asalto tipo militar. También políticos, jueces, fiscales, policías, militares y modelos, han sido cooptados.  Incluso, el propio presidente Daniel Noboa advirtió de la posible presencia de 2.000 hectáreas de matas de coca.

Las soluciones deben ponerse sobre la mesa, ya. Y el primer paso será abrir los ojos a la realidad.