¿A qué juega Jorge Yunda?

El exalcalde Jorge Yunda insiste en desafiar todas las instituciones y convenciones llamadas a mantener las nociones básicas de orden y legitimidad en nuestra política. Se ha acostumbrado a eliminar obstáculos con base en la desvergüenza: fingir desconocimiento, decir medias verdades, aferrarse al papel de ingenua víctima, aprovecharse de las costuras del sistema legal hasta sobrepasar los límites de la decencia y, sobre todo, negar siempre a sus verdaderos intereses y patronos; un modus operandi que caracterizó su alcaldía, su carrera política arrimada al correísmo y su difuso ascenso como magnate de radios.

Equivocadamente, el exalcalde parece interpretar la paciente y silenciosa indignación de los quiteños como debilidad o resignación, incapaz de percatarse de lo que está sucediendo. Es como si no entendiera que, con cada nuevo intento de “salirse con la suya” y de repetir “vivísimas” recetas, debilita aun más la confianza de la ciudadanía en el futuro de la ciudad, su gente y sus instituciones.

Jorge Yunda se precia de ser un ‘humilde chagra’ que debe su ascenso social y económico al pueblo de Quito. Nadie debería estar más interesado que él en fortalecer un sistema que garantice la justicia, la inclusión y la decencia. Porque, en contraste, una ciudad arbitraria, exclusiva, hastiada del abuso y enardecidamente racista, le cerraría la puerta cada vez más a aquellos que él dice representar.

¿A qué juega Jorge Yunda? ¿Por qué, en lugar de avivar una anarquía en la que nadie —tampoco él— ganará, no resuelve primero sus problemas con la Justicia?