Redacción IBARRA
El último trimestre del año fue de gestiones interminables para la dirigencia y el cuerpo técnico del club San Miguel de Ibarra con la única misión puesta entre ceja y ceja de darle fútbol profesional a la provincia de Imbabura.
Orlando Taboada, presidente encargado del directorio de la novel institución, que tiene como antecedentes haber ganado todo en el ámbito barrial, pasó más de un apuro para sacar adelante este proyecto ambicioso que se hizo realidad gracias a la visión de Iván Avellaneda y Alexander Valdez, que le han entregado muchos días y meses a una labor quijotesca que era armar una escuela de fútbol femenino, en primera instancia y luego de cuatro años de trabajo incansable, criticado e incomprendido emprender el ascenso a la Serie B y mostrar a propios y extraños que sembraron en suelo fértil en un grupo de chicas que dejaron de lado muchas distracciones por su pasión: Jugar al fútbol.
Un proceso iniciado, con certeza por los técnicos Iván Avellaneda y Alex Valdez, dos amantes del fútbol con pasado profesional, el primero zaguero y el segundo arquero, sentaron las bases para el inicio de la escuela de fútbol femenino, la pionera en la provincia y una de las primeras a nivel nacional.Avellaneda, recuerda claramente las primeras practicas con un grupo
de niñas que estaban deseosas de aprender los secretos del fútbol, “una generación de jugadoras en el ámbito barrial dejaron mucho de sí en representación de la provincia, fue una época en la que algunas dejaron de jugar, asumieron trabajos, hogares…había que buscar nuevas jugadoras para las barriales y allí surgió la idea de conformar la escuela’, señaló.
Ahora, el presente es otro, hay el compromiso de todas las jugadoras que consiguieron el ascenso de continuar en el equipo y llegar a la Serie A y porque no a Copa Libertadores de América. La tarea es ardua, apenas comienza el camino. (CCJW)