Redacción QUEVEDO
Contento por cumplir su sueño, aunque aún falta más por cumplir. Así es como vive Jeison Minda Borja, un boxeador profesional quevedeño, que ha destacado en el cuadrilátero, tanto a escala nacional como internacional.
‘El Verdugo’ Minda, quien tiene 26 años, no se complica si de elegir un lugar para entrenar se trata. Ha entrenado en lugares de alto rendimiento en Estados Unidos, México, Rusia y en las ciudades de Quito y Guayaquil, pero cuando llega a su natal elige el coliseo de boxeo de la Liga Deportiva Cantonal.
Ha sido múltiple medallista nacional en su etapa infantil, prejuvenil, juvenil y amateur. Ganó un título amateur en un Mundial de box que se cumplió en Rusia. Fue también campeón panamericano y muchas veces seleccionado de Quevedo, Los Ríos y el país. Minda es padre de seis menores.
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Asegura que vive un sueño, aunque sabe que este camino del boxeo profesional es muy duro. “Cada vez van saliendo más boxeadores y la preparación tiene que ser la mejor. Por mi lado, tengo que esforzarme al 100%. Sin embargo, disfruto de cada momento, de cada pelea”, dice.
Al igual que todos, su camino empezó como amateur. Primero fue seleccionado de Quevedo, de la provincia y luego del país; con lo que se ha convertido en uno de los mejores exponentes de este deporte en Los Ríos.
“Me dicen ‘El Verdugo’, porque cuando inicié el profesor Emilio Oña decía que tenía una mirada como de verdugo al saltar al ring y lo que buscaba era ‘cortarle la cabeza’ para sacarlo de combate”, cuenta, tras recordar que ganó un título amateur en un Mundial de box que se cumplió en Rusia.
Antes había sido campeón panamericano, múltiple medallista nacional, campeón de Juegos Nacionales. También fue condecorado muchas veces.
Profesionalmente debutó en Quito, contra el primer boxeador ecuatoriano que disputó un título mundial. Ahora su sueño de ser campeón mundial no decae, pues es su meta. Minda busca volver a pelear en el ranking.
Estuvo entrenando con Promebox en Quito, luego pasó a Estados Unidos y México. Asegura que esas experiencias fueron las mejores de su vida. “Hacer allá en México sparrings con campeones mundiales fue una enseñanza muy bonita. Aprendí de los mexicanos el ser aguerrido, levantarme si me caigo y hacerlo nuevamente si vuelve a pasar”, expresó.
Dice que lo más difícil ha sido estar lejos de la familia y de las cosas que le gusta hacer, de sus comidas favoritas, costumbres y otras cosas más. “Son sacrificios que uno hace por el bien de la familia y de uno mismo. Por ellos me toca esforzarme más, para sacarlos adelante a todos. Mi abuelita, que se llama Patricia Estrada, ha sido la persona que también siempre ha estado apoyándome, en las buenas y en las malas, a ella le debo lo que soy”, indicó. (JVV)