
«Mi abuelo decía que las carreras no se ganan con el pie derecho, sino con la cabeza”.
No vio sus carreras, pero los recortes de los periódicos y las anécdotas le transportaron a finales de los años 50′, cuando su abuelo, Luis ‘El Loco’ Larrea sobresalía en el automovilismo.
El 2 de octubre de 1955, con siete etapas, se disputó por primera vez la Vuelta a la República. El ambateño Larrea a bordo de un vehículo Ford 1955, color verde, se quedó con el título. Luego de 60 años, su primer nieto, Carlos Palacios Larrea subió en lo más alto del rally nacional al consagrarse campeón.
Larrea siente que la pasión que tuvo su abuelo sí fue transmitida por el ADN, pues no solo él compite sino también su hermano, Sebastián Palacios, quien llegó en segundo lugar de la Vuelta. Además, su hijo mayor, Mateo (19 años), también siente las ganas de correr, pero primer estudia ingeniería comercial en economía.
Emoción al límite
Antes de aplastar el acelerador de su Mitsubishi Evo IX, Palacios pide a su abuelo y a su padre, Carlos, que le guíen y que le ayuden a tener calma. “Trato de comunicarme con ellos. Que esto va por ellos, por la familia y creo que esto también me ayuda”.
Al llegar a la meta Carlos contó que no pudo contener las lágrimas y el triunfo fue dedicado para su abuelo y su padre.
Además, dijo que se siente agradecido con los ambateños, quienes le recibieron con aplausos y flores. “Nos brindaron cariño. No vamos a olvidar ese recibimiento en la Santa Rosa, en la pista de dobles. A veces las palabras no le salen, pero lo que siente el corazón es hermoso”.
Mire el video desde adentro del vehículo de Carlos Palacios Larrea cuando llega a la meta.
Anécdotas
Uno de los momentos que no olvidará es ver a su hijo Mateo en la llegada. “Antes de salir del último prime vino una radio local y me entrevistó y le dije que tengo un dolor pequeño porque mi hijo no estaba aquí, pero que le mandaba un saludo a la distancia. Todos se acercaron a felicitarme y de repente le vi a él. Fue algo maravilloso”.
Tampoco se borrará de su mente el haber pasado por Aguaján, a la que consideró de niño la pista de él y sus hermanos. “Fue increíble por donde llegué esta vez, mis hermanos Sebastián y Juan Pablo nos robábamos el carro y nos íbamos a Aguaján. Ahora entrar y haber ganado, realmente creo ni haberlo soñado y ahora es una realidad”.
¿Qué es lo primero que se le viene a la mente al mencionarle Ford verde de 1955?
El auto de mi abuelo, de la primera Vuelta. Ese carro nunca lo vimos nosotros por la edad. Pero, hay muchas fotos de ese auto con el 78 y es un número que siempre nos gusta a nosotros.
¿Qué pasó con el carro?
Lamentablemente, no sabemos dónde está ese y ningún auto con los que compitió mi abuelo. Hemos estado intentando buscar uno que le encanta a toda la familia, un Porsche 911.
¿Y si lograran recuperar el Ford?
Sería un premio para la familia. Lo reconstruiríamos y lo pintaríamos.
¿Qué significa ser nieto de Luis Larrea?
Al ser el primer nieto varón siempre conjugamos muchísimo. Fui muy pegado a él y mi abuelo era muy cariñoso conmigo. Una temporada, cuando era estudiante, él estuvo enfermo y tenía que ir a Quito para los exámenes. Le pasaba viendo a las 06:00, nos íbamos a la avenida Amazonas, el doctor le pinchaba dos veces en el brazo y regresábamos a Ambato. A las 10:00 le dejaba en la intendencia (donde era intendente de Policía en Tungurahua) y para mí la dicha más grande era que me quedaba con el carro todo el día. Además, las anécdotas que contaba eran impresionantes, a pesar de no haberle visto participar era como que sabíamos todas las carreras.
¿Cuál ha sido uno de los momentos más emocionantes en su carrera?
Carlos Larrea, quien es mi suegro y sobrino de mi abuelo, tiene un auto muy parecido al Porsche 911, él lo hizo del mismo color con el carro que corrió mi abuelo y hace dos años hicieron una carrera de autos históricos. Carlos tuvo la gentileza de prestarme ese carro y gané ese día. Competí con mi hijo Mateo y usé el casco de mi abuelo, que lo tengo en mi casa
¿Por qué lo tiene usted y no su hermano?
Esa es la ventaja de ser el mayor, contó entre risas.
¿Cree que ese casco le ha dado suerte?
Siento que él siempre me guía. Tengo una anécdota que para mi modo de ver es increíble. Mi abuelo se murió el 7 de noviembre de 1994, en ese entonces yo era copiloto todavía. Luego corrí mi primera Vuelta como piloto y venía ganando con mucha ventaja en una categoría pequeña, como era la de los Suzukis. En la última etapa, que se corría desde Quito hasta Ambato -por Latacunga- se me apagó el auto y no le podía prender. Comencé a llorar porque pensé que me quedé. Regresé a ver a una montaña y me percaté de un señor que venía literalmente rodando la montaña. Se acercó y me preguntó qué pasó, le expliqué que me quedé sin corriente. Me dijo que me suba al carro, me pidió un cable, le hizo la conexión y se prendió. Esa persona nunca más asomó, pese a que le busqué. Creo que esa persona era mi abuelo.
¿Cree que pueda alcanzar a su abuelo?
La verdad no creo, es muy difícil ganar tres Vueltas. La situación del país está complicada, esperamos que mejoren y hemos de seguir corriendo hasta cuando podamos.
¿El legado sigue?
Mateo va por el camino pero primero le estamos formando profesionalmente para que tenga su título. Sé que vamos a perder tiempo, pero lo principal es sepa cómo pagarse las carreras y debe empezar por ese lado. (JG)
DATOS
Augusto Larrea es el copiloto de Carlos Palacios.
Carlos Palacios tiene cuatro hijos.
5:21:01,850
FUE el tiempo que hizo Carlos Palacios en la Vuelta al Ecuador 2015.

