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Un chino en bicicleta

Argentinísima es la frase: “Yo la escribo y yo la vendo”. Como anillo al dedo esta expresión popular le viene al autor Ariel Magnus y a su peculiar y estupenda novela: ‘Un chino en bicicleta’, ganadora del Premio de tal género ‘La otra orilla 2007’, que concede Editorial Norma, la casa editorial que la publica en 281 páginas.

La historia de Ramiro Palestra, secuestrado por un ‘chinoexpiatorio’, que puede ser cualquier inmigrante en el mundo, quien lo ha retenido a viva fuerza para evitar se consuma sobre él una injusticia de esas que se cometen todos los días en contra de los refugiados, de los sin techo, de los sin idioma, de los ilegales, de los jubilados, de los huérfanos, de los presos, de los pobres de todas las pintas, de todos los colores, de todas las razas, de todos los credos, en contra de todos los pateados por cualquier causa por el destino, que tienen que enfrentarse día tras día a una sociedad indiferente, egoísta, innoble, hedonista y pacata.

La novela de marras tiene antecedentes reales y la víctima, nombre y apellido. Lugar: Argentina, ya no la de las dictaduras criminales, no, la del año 2006, en plena democracia. Lo que es irrelevante, puro cuento. Si violar las normas constitucionales, si pisotear las leyes y romperle los derechos humanos a cualquier opositor, “está permitido” a los que lograron más votos. ¿Cuál es la sorpresa?… El chino en bicicleta puede ser cualquier humano que no pertenezca al partido o al grupo del gobierno dominante. ¿No os suena familiar…?

Li Qin Song, habitante del barrio chino de Buenos Aires, fue acusado de pirómano y sentenciado por ‘dizque’ quemar varias tiendas de muebles en el año 2006. El escritor, Ariel Magnus, hastiado como estaba de la indiferencia ciudadana rompe fuegos y suelta prenda para satírico, irónico, humorístico, sardónico, brutal, implacable, certero, hiriente y rotundo, redactar para el mundo una denuncia en nombre de esos millones de seres que se mantienen secuestrados en los países a los que huyeron en búsqueda de mejores días. ‘Un chino en bicicleta’ es la palabra de aquellos que están entre la espada y la pared. Los que salieron de una celda de pueblo que era su patria, para entrar en un campo de concentración, en lo que se convierte muchas veces el país primer mundista que los “acoge”.

La novela va a cambiar vuestros ánimos más de una vez. Varios tramos de la obra literalmente os harán enfadar y maldecir, tanto como otros os provocarán a reír, a mandíbula batiente, con todo el desparpajo posible. Sobre todo, cuando el letrado se envuelve en temas de fútbol. Hay tantas y buenas fintas.

Cada uno encontrará de propia mano identidades y alarmas de conciencia en este tomo que se ha de leer con confianza. He pasado por la experiencia. Una novela repleta de espejos chinos, por ello buenos, cargados de historia y sabiduría. Confucio dijo: “Que vuestros pensamientos no sean perversos”.

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“-¿Y hoy va a salir?

-Eso no lo puedo saber, pero yo por las dudas vengo a todos los partidos. Como sé que sale y la rompe, quiero ayudarlo después con las declaraciones para los medios, pasa que el castellano él mucho no lo domina.

– Bueno, los jugadores argentinos por lo general tampoco.

– ¿Eh?

– Nada, una boludez.

(Pág. 107)

BIOGRAFÍA

Ariel Magnus

Nació en 1975 en Buenos Aires. Entre 1999 y 2005 vivió en Alemania, primero en la ciudad de Heidelberg y luego en Berlín. Allí estudió literatura española y filosofía becado por la Friedrich Ebert Stiftung, al tiempo que trabajaba para la cátedra de Literatura Hispánica de la Universidad Humboldt de Berlín.
Escribió para diversos medios de la Argentina y Latinoamérica, entre ellos la revista Soho y Gatopardo, el suplemento Radar de Página/12. Colabora regularmente con el suplemento El Ángel de La Reforma (México) y de forma esporádica con el diario Taz de Alemania. En 2005 publicó ‘Sandra’ (novela), en 2006 ‘La abuela’ (crónica) y en 2007 ‘Un chino en bicicleta’ (novela), ganadora del III Concurso hispanoamericano de novela ‘La otra orilla’.