IESS: La gran estafa

Millones de ecuatorianos cifran sus esperanzas de vida, salud, vejez y jubilación en la institución que ha sido un botín durante los 14 años de correísmo-morenismo.

Partió con cierta independencia y pasó a ser cajero de la dictadura pasada y depositario de bonos que, aceptados a precio nominal, hoy valen -con suerte- la mitad. Le clavaron pésimas inversiones y sobreprecios sobre todo lo que adquiría o construía.

Todos sus exadministradores hoy ostentan órdenes de prisión, la estrellita del lleve -con sentencias y varios juicios- desapareció con venia de la Fiscalía y la Justicia, pocos están prófugos o con arresto domiciliario y otros exhiben sus mal habidas riquezas.

Todo esto se queda corto frente a la indecencia con la que se trata a los afiliados. Solo el 10% de ellos pudo acceder al seguro de desempleo pese a que se había provisionado decenas de millones de dólares para ese fin, excusándose bajo la torpe explicación de que mientras el patrono no esté al día con sus aportes el empleado no puede recibir prestación alguna.

Lo ha hecho en el pasado y lo faculta la ley: incluso violando derechos, el IESS podría cobrar, coactivar, negociar o celebrar convenios con sus acreedores u, por tanto, su negligencia no puede ser causa para negar prestaciones que son irrenunciables y por los que tanto la Corte Constitucional y el Defensor del Pueblo, tan inclinados a la demagogia judicial, deberían proceder.

Si el mayor moroso es el Estado, ¿por qué la burocracia, que absorbe casi todos los ingresos públicos, sigue recibiendo beneficios y prestaciones del IESS?

No servirá de nada intentar hablar de filosofía con nuestros políticos.” Marjorie Grene (1910-2009) Filósofa de las ciencias; EE.UU.

El filósofo es un ciego que busca un sombrero negro en un cuarto oscuro; el teólogo es quien lo encuentra.” Michael Ruse (1940- ) Filósofo canadiense.