Condena unánime por detención de opositor ruso

Captura. Apenas aterrizó el avión, el opositor ruso Alexéi Navalni fue detenido.
Captura. Apenas aterrizó el avión, el opositor ruso Alexéi Navalni fue detenido.

Tras recuperarse de un envenenamiento, durante cinco meses en Alemania, el líder opositor ruso Alexéi Navalni arribó a su país e inmediatamente fue detenido.

Rusia ha abierto un nuevo frente de tensión con el apresamiento del líder opositor ruso Alexéi Navalni, apenas volvió al país tras haber sobrevivido a un envenenamiento, decisión que ha desatado una fuerte condena internacional y puede traducirse en nuevas sanciones en contra.

La lluvia de críticas desde el exterior se produjo nada más conocerse la aprehensión el domingo en el aeropuerto moscovita de Sheremétievo, cuando Navalni llegaba de Alemania, donde se trató durante casi cinco meses de un envenenamiento con el agente tóxico Novichok, del que el opositor responsabiliza al presidente ruso, Vladímir Putin.

Reacciones

Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido y organizaciones de derechos humanos han manifestado su condena a la detención de Navalni.

«El señor Navalni debería ser liberado inmediatamente, y los responsables del inadmisible ataque contra su vida deben rendir cuenta», escribió en un tuit Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del presidente electo de EE.UU., Joe Biden.

Incluso Finlandia, un país históricamente muy cuidadoso en sus relaciones con Rusia, demandó la puesta en libertad del activista anticorrupción.

¿Una detención ‘fabricada’?

El Servicio Federal Penitenciario de Rusia ordenó la detención de Navalni por incumplir las condiciones de una pena suspendida de tres años y medio de cárcel, a la que fue condenado en 2014 en un juicio calificado de arbitrario por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Los tres países bálticos, Lituania, Letonia y Estonia, así como Polonia y Ucrania, no solo condenaron la detención de Navalni, sino que demandaron la adopción de nuevas sanciones.El opositor, que ayer fue enviado a prisión preventiva por al menos 30 días, acusa al presidente Putin de ordenar primero su asesinato y después de «fabricar» casos penales para restringir su actividad.

El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, salió al paso del aluvión de críticas internacionales y aseguró que se trata simplemente de la «aplicación de la justicia».