Volver a empezar…

Mañana volvemos de a poco. Muchos se sentirán sobrevivientes. Algunos, acostumbrados de alguna forma al encierro habrán olvidado los rostros de sus amigos porque la mascarilla es la nueva identidad de todos. Lo normal es vernos con ellas, aditamentos que se han sofisticado no solamente en el aspecto sanitario, sino estéticamente, pues las hay de colores y formas. Algunas con sonrisas para las caras más amargas, otras blancas, puntiagudas, con tirantes elásticos, con agarraderas para las orejas; en fin, son una mixtura y un buen negocio hoy por hoy.

Los humanos somos adaptables a toda situación y nos aferramos a la vida a como dé lugar. Seguro mañana será un día particular para muchos, habrá que reconocerse distintos en las oficinas, mantenerse a la distancia, guardarse a un abrazo y, de vez en cuando, untarse con gel antiséptico.

Habrá que considerar en el presupuesto familiar las mascarillas, el alcohol, las bandejas de desinfección y tocará esperar que en algún momento el covid-19 nos llegue de la forma más benévola y pronto estemos inmunes.

Un día la pandemia será un recuerdo que lo contaremos a los menores; pero, lo que nos costará inmensamente será vencer la crisis económica. Los tiempos que vienen serán terriblemente difíciles y con seguridad se sentirán las necesidades y carencias por donde vayamos.

Los delitos de estado han sido evidentes en medio del encierro, la fiscalía no ha descansado en este tiempo y lo que se espera es que no se queden en la impunidad los atracos, las defraudaciones, los peculados y más crímenes que día a día se nos anunciaron por los medios de comunicación.

Ojalá mañana los indeseables que por ventaja para la justicia, hoy guardan prisión, no aparezcan libres y disfrutando de lo mal habido, graduados de analistas políticos y listos a darnos consejos y a rasgarse las vestiduras acusando estar preocupados por la pobreza de las grandes mayorías nuestro pueblo después de las circunstancias que hemos vivido.

Nuestra memoria política es muy débil, pronto los escándalos políticos se nos olvidan y los protagonistas del mal se convierten en redentores y algunos hasta en candidatos, con serias aspiraciones de buenas votaciones.

Después de esta lección de vida que nos trajo la pandemia, debemos entender diferente la vida, respetar a la naturaleza, trabajar en honestidad y comprometernos con el progreso del país al margen de arribismos hoy que nos necesitamos todos solidariamente.