Mesas vacías, libros empolvados y muy pocas firmas en el libro de registros, son las características que ahora tienen las bibliotecas de la ciudad, que a pesar de tener joyas de la literatura ecuatoriana y universal no reciben más de cinco visitantes por día.
Estos espacios que antes eran un punto de encuentro para los estudiantes, en donde habían luchas por tener un libro en la mano, mantener el orden y el silencio se han convertido en un espacio de completa soledad.
Beatriz, Fonseca encargada de la biblioteca Municipal, ubicada en la Casa de los Marqueses, manifestó que en el poco tiempo que está a cargo de la biblioteca ha notado muy baja asistencia de personas.
Comentó que como biblioteca preparan varios programas para llamar a los jóvenes, niños y adultos para que visiten estos espacios y que desde las instituciones educativas se siembre en los niños la inquietud y curiosidad de ver un libro, “porque hay niños que no saben ni siquiera cómo funciona una biblioteca o cómo se pide un libro, se consulta y se busca la información”.
Fonseca comentó que en este espacio se reciben en algunos días de tres a cinco personas y a veces no ingresa nadie.
Para Juan Guerra, ciudadano de 52 años, las bibliotecas eran espacios que no podían dejarse de visitar en su niñez y juventud, “eran lugares en donde se podía encontrar la información que nos pedían de consultas”.
Comentó que antes los docentes les decían a los estudiantes en qué bibliotecas podían encontrar la información que requerían y en ocasiones era casi imposible encontrar un libro porque ya lo habían solicitado de otras instituciones.
Guerra recordó que en las bibliotecas se debía tener sumo cuidado con el libro y entregarlo en buenas condiciones, “el consultar el libro genera una capacidad de resumen, de investigación y en esa búsqueda se encuentran y se aprenden cosas nuevas”.
Destacó que ahora con la facilidad del internet los jóvenes han perdido estas habilidades y ya no saben cómo encontrar contenidos en un índice ni tampoco como resumir un texto.
“Eran épocas muy lindas pues en las bibliotecas nos encontrábamos con amigos y chicas y chicos de otros colegios”.
Las Bibliotecas que más visitas recibían eran las del Colegio Vicente León que ahora permanece cerrada, la de la Casa de la Cultura que cuenta con 5.300 libros de todas las ramas y asignaturas y la Municipal que tiene 6.500 libros de distintas épocas e incluso hay ejemplares del siglo pasado.
Fonseca comentó que ahora muchas personas que acuden ya no entregan la cédula, pues se permite que revisen el libro en las instalaciones y ahora se tiene la facilidad de tomar fotografías a las páginas, sin necesidad sacar fotocopias.
Requieren más vida
Para Soledad Cifuentes, lectora, las bibliotecas cuentan con libros que tienen contenidos que no se pueden encontrar en la web y están mucho más organizados y claros.
Destacó que hace falta una transformación en estos espacios y que proporcionen además de computadoras, acceso internet o bibliotecas virtuales, pero sobre todo hace falta que los maestros impulsen a programas de lectura en biblioteca.
“Se podrían hacer proyecciones, concursos de lecturas mensualmente, o impulsar a los jóvenes escritores”, comentó.
Tanto en la Biblioteca de la Casa de la Cultura como en la municipal los libros más solicitados son los que tienen la historia de Cotopaxi y Latacunga y también varios universitarios acuden en busca de libros de economía, química y física, pero estas visitas son muy de vez en cuando. (NA)
Ventajas
De visitar las bibliotecas
° Acceso ilimitado a material.
° Posibilidad de reunirse con equipos.
° Personal capacitado para resolver consultas, ayudar en la búsqueda de información, etc.
° Espacio libre de las típicas distracciones que pueden encontrarse en el hogar.
° El silencio por el que se caracterizan favorece la concentración.
° Los descansos del estudio pueden hacerse con paseos o recorridos por la biblioteca e incluso fuera, en lugar de encender la televisión como ocurre al estudiar en casa.
° Poseen normas estrictas que te asegurarán estudiar con disciplina y no quedarte a perder el tiempo.