Besó a 80 hombres como experimento

CONCLUSIONES. El experimento llevó a revalorizar la importancia de un beso dentro de una relación. (Foto referencial)
CONCLUSIONES. El experimento llevó a revalorizar la importancia de un beso dentro de una relación. (Foto referencial)
CONCLUSIONES. El experimento llevó a revalorizar la importancia de un beso dentro de una relación. (Foto referencial)
CONCLUSIONES. El experimento llevó a revalorizar la importancia de un beso dentro de una relación. (Foto referencial)
CONCLUSIONES. El experimento llevó a revalorizar la importancia de un beso dentro de una relación. (Foto referencial)
CONCLUSIONES. El experimento llevó a revalorizar la importancia de un beso dentro de una relación. (Foto referencial)
CONCLUSIONES. El experimento llevó a revalorizar la importancia de un beso dentro de una relación. (Foto referencial)
CONCLUSIONES. El experimento llevó a revalorizar la importancia de un beso dentro de una relación. (Foto referencial)

Aunque nunca se menciona el nombre de la mujer que realizó el experimento, de besar a los 80 hombres, ni la ciudad o los sitios recorridos, La Nación, un medio de comunicación de Argentina, narra la historia de la charla de un grupo de amigas.

El relato, que siempre se lo hace en primera persona, refiere que de ese tipo de conversaciones “jugosas” surgió la idea de buscar el mejor beso, que al final le llevó a algunas conclusiones.

La idea empezó como un juego, debido a la aburrida vida amorosa de la mujer protagonista, que se habría puesto como meta besar a 50 hombres en un año y que anotaría los datos y detalles de para elegir, en secreto, al mejor.

Así es que encontró besos en bares, en Tinder, por geolocalización en Instagram (sí, para eso sirve la selfi con ubicación). Unió labios con amigos y con amigos de los amigos. Después de algunos besos quiso tomar la iniciativa más en serio y decidió que el experimento lo realizaría con quienes le gusten o le atraigan.

Subestimado
Al llegar a los 80 besos, la anónima mujer, ya tenía algunas conclusiones que las compartió con sus amigas.

Según la publicación de La Nación, una es que “una vez que somos adultas y pasamos a ‘ligas mayores’, hablamos mucho más sobre cómo es la gente en la cama que sobre cómo besa” y que el diálogo sobre la colección de besadores le llevó a ella y sus amigas a descubrir que los tipos eran universales.

En base a ese descubrimiento es que después del experimento los clasificó en nueve categorías.

La lista
Los besos ‘top’ hacen querer más, ¡pero en otro lado! Hay tipos que saben no solo besar, sino comenzar a hacerte el amor mucho antes, en cualquier parte del cuerpo.

El ‘performer’. El hombre toma la mano, mira a los ojos y huele el perfume antes de acariciar la cara y posar juntar los labios. Luego se aleja, mira y sonríe.

EL DATO
La mujer creó nueve grupos para clasificar los besos.El que hace desearlo a morir es el que besa todo lo lícito en público: cuello, orejas, comisuras y hombros. Un camino “delicioso” hasta llegar a la boca.

El desinhibido lo hace apasionadamente donde sea. Pero no solo besa los labios, sino también el ego, porque hace sentir “encantadoramente irresistible”.

Hay besos que “te sacan corriendo”, como el precipitado que no solo besa, sino que lleva sus manos por todo el cuerpo, con desesperada actitud de pasar al siguiente plano. El acaparador, el que se apropia de la boca ajena, porque meten la lengua hasta el fondo y la pasean a su gusto. El que te hace ‘valet parking’ de lengua; es decir el aquellos que “estacionan” la lengua dentro de una boca.

También hay el hipereducado, el que pregunta si puede besar; y el que moja, es el beso que dan los hombres que abren demasiado la boca y que derraman la saliva por casi toda la cara. (DLH)

Aunque nunca se menciona el nombre de la mujer que realizó el experimento, de besar a los 80 hombres, ni la ciudad o los sitios recorridos, La Nación, un medio de comunicación de Argentina, narra la historia de la charla de un grupo de amigas.

El relato, que siempre se lo hace en primera persona, refiere que de ese tipo de conversaciones “jugosas” surgió la idea de buscar el mejor beso, que al final le llevó a algunas conclusiones.

La idea empezó como un juego, debido a la aburrida vida amorosa de la mujer protagonista, que se habría puesto como meta besar a 50 hombres en un año y que anotaría los datos y detalles de para elegir, en secreto, al mejor.

Así es que encontró besos en bares, en Tinder, por geolocalización en Instagram (sí, para eso sirve la selfi con ubicación). Unió labios con amigos y con amigos de los amigos. Después de algunos besos quiso tomar la iniciativa más en serio y decidió que el experimento lo realizaría con quienes le gusten o le atraigan.

Subestimado
Al llegar a los 80 besos, la anónima mujer, ya tenía algunas conclusiones que las compartió con sus amigas.

Según la publicación de La Nación, una es que “una vez que somos adultas y pasamos a ‘ligas mayores’, hablamos mucho más sobre cómo es la gente en la cama que sobre cómo besa” y que el diálogo sobre la colección de besadores le llevó a ella y sus amigas a descubrir que los tipos eran universales.

En base a ese descubrimiento es que después del experimento los clasificó en nueve categorías.

La lista
Los besos ‘top’ hacen querer más, ¡pero en otro lado! Hay tipos que saben no solo besar, sino comenzar a hacerte el amor mucho antes, en cualquier parte del cuerpo.

El ‘performer’. El hombre toma la mano, mira a los ojos y huele el perfume antes de acariciar la cara y posar juntar los labios. Luego se aleja, mira y sonríe.

EL DATO
La mujer creó nueve grupos para clasificar los besos.El que hace desearlo a morir es el que besa todo lo lícito en público: cuello, orejas, comisuras y hombros. Un camino “delicioso” hasta llegar a la boca.

El desinhibido lo hace apasionadamente donde sea. Pero no solo besa los labios, sino también el ego, porque hace sentir “encantadoramente irresistible”.

Hay besos que “te sacan corriendo”, como el precipitado que no solo besa, sino que lleva sus manos por todo el cuerpo, con desesperada actitud de pasar al siguiente plano. El acaparador, el que se apropia de la boca ajena, porque meten la lengua hasta el fondo y la pasean a su gusto. El que te hace ‘valet parking’ de lengua; es decir el aquellos que “estacionan” la lengua dentro de una boca.

También hay el hipereducado, el que pregunta si puede besar; y el que moja, es el beso que dan los hombres que abren demasiado la boca y que derraman la saliva por casi toda la cara. (DLH)

Aunque nunca se menciona el nombre de la mujer que realizó el experimento, de besar a los 80 hombres, ni la ciudad o los sitios recorridos, La Nación, un medio de comunicación de Argentina, narra la historia de la charla de un grupo de amigas.

El relato, que siempre se lo hace en primera persona, refiere que de ese tipo de conversaciones “jugosas” surgió la idea de buscar el mejor beso, que al final le llevó a algunas conclusiones.

La idea empezó como un juego, debido a la aburrida vida amorosa de la mujer protagonista, que se habría puesto como meta besar a 50 hombres en un año y que anotaría los datos y detalles de para elegir, en secreto, al mejor.

Así es que encontró besos en bares, en Tinder, por geolocalización en Instagram (sí, para eso sirve la selfi con ubicación). Unió labios con amigos y con amigos de los amigos. Después de algunos besos quiso tomar la iniciativa más en serio y decidió que el experimento lo realizaría con quienes le gusten o le atraigan.

Subestimado
Al llegar a los 80 besos, la anónima mujer, ya tenía algunas conclusiones que las compartió con sus amigas.

Según la publicación de La Nación, una es que “una vez que somos adultas y pasamos a ‘ligas mayores’, hablamos mucho más sobre cómo es la gente en la cama que sobre cómo besa” y que el diálogo sobre la colección de besadores le llevó a ella y sus amigas a descubrir que los tipos eran universales.

En base a ese descubrimiento es que después del experimento los clasificó en nueve categorías.

La lista
Los besos ‘top’ hacen querer más, ¡pero en otro lado! Hay tipos que saben no solo besar, sino comenzar a hacerte el amor mucho antes, en cualquier parte del cuerpo.

El ‘performer’. El hombre toma la mano, mira a los ojos y huele el perfume antes de acariciar la cara y posar juntar los labios. Luego se aleja, mira y sonríe.

EL DATO
La mujer creó nueve grupos para clasificar los besos.El que hace desearlo a morir es el que besa todo lo lícito en público: cuello, orejas, comisuras y hombros. Un camino “delicioso” hasta llegar a la boca.

El desinhibido lo hace apasionadamente donde sea. Pero no solo besa los labios, sino también el ego, porque hace sentir “encantadoramente irresistible”.

Hay besos que “te sacan corriendo”, como el precipitado que no solo besa, sino que lleva sus manos por todo el cuerpo, con desesperada actitud de pasar al siguiente plano. El acaparador, el que se apropia de la boca ajena, porque meten la lengua hasta el fondo y la pasean a su gusto. El que te hace ‘valet parking’ de lengua; es decir el aquellos que “estacionan” la lengua dentro de una boca.

También hay el hipereducado, el que pregunta si puede besar; y el que moja, es el beso que dan los hombres que abren demasiado la boca y que derraman la saliva por casi toda la cara. (DLH)

Aunque nunca se menciona el nombre de la mujer que realizó el experimento, de besar a los 80 hombres, ni la ciudad o los sitios recorridos, La Nación, un medio de comunicación de Argentina, narra la historia de la charla de un grupo de amigas.

El relato, que siempre se lo hace en primera persona, refiere que de ese tipo de conversaciones “jugosas” surgió la idea de buscar el mejor beso, que al final le llevó a algunas conclusiones.

La idea empezó como un juego, debido a la aburrida vida amorosa de la mujer protagonista, que se habría puesto como meta besar a 50 hombres en un año y que anotaría los datos y detalles de para elegir, en secreto, al mejor.

Así es que encontró besos en bares, en Tinder, por geolocalización en Instagram (sí, para eso sirve la selfi con ubicación). Unió labios con amigos y con amigos de los amigos. Después de algunos besos quiso tomar la iniciativa más en serio y decidió que el experimento lo realizaría con quienes le gusten o le atraigan.

Subestimado
Al llegar a los 80 besos, la anónima mujer, ya tenía algunas conclusiones que las compartió con sus amigas.

Según la publicación de La Nación, una es que “una vez que somos adultas y pasamos a ‘ligas mayores’, hablamos mucho más sobre cómo es la gente en la cama que sobre cómo besa” y que el diálogo sobre la colección de besadores le llevó a ella y sus amigas a descubrir que los tipos eran universales.

En base a ese descubrimiento es que después del experimento los clasificó en nueve categorías.

La lista
Los besos ‘top’ hacen querer más, ¡pero en otro lado! Hay tipos que saben no solo besar, sino comenzar a hacerte el amor mucho antes, en cualquier parte del cuerpo.

El ‘performer’. El hombre toma la mano, mira a los ojos y huele el perfume antes de acariciar la cara y posar juntar los labios. Luego se aleja, mira y sonríe.

EL DATO
La mujer creó nueve grupos para clasificar los besos.El que hace desearlo a morir es el que besa todo lo lícito en público: cuello, orejas, comisuras y hombros. Un camino “delicioso” hasta llegar a la boca.

El desinhibido lo hace apasionadamente donde sea. Pero no solo besa los labios, sino también el ego, porque hace sentir “encantadoramente irresistible”.

Hay besos que “te sacan corriendo”, como el precipitado que no solo besa, sino que lleva sus manos por todo el cuerpo, con desesperada actitud de pasar al siguiente plano. El acaparador, el que se apropia de la boca ajena, porque meten la lengua hasta el fondo y la pasean a su gusto. El que te hace ‘valet parking’ de lengua; es decir el aquellos que “estacionan” la lengua dentro de una boca.

También hay el hipereducado, el que pregunta si puede besar; y el que moja, es el beso que dan los hombres que abren demasiado la boca y que derraman la saliva por casi toda la cara. (DLH)