Paulina Coronel Páez
Los esfuerzos del Gobierno para fortalecer la debilitada economía ecuatoriana no siempre dan resultado, o no en todas las áreas.
Las exportaciones no tradicionales, por ejemplo, reportan malos resultados, entre enero-julio de 2019, según cifras del Banco Central. Así, la variación frente al mismo periodo de 2018, es de -2,6 en valor y -0,2 en volumen.
Los más afectados fueron los bienes industrializados, con una caída del -5,3%. En este grupo están extractos y aceites vegetales, vehículos, químicos, elaborados de banano, del mar, jugos y conservas de frutas, entre otros. Los expertos explican esta caída por los altos costos de producción, lo que no les permite ser competitivos en el mercado internacional, enfermedades que afectan por ejemplo, a la palma, de la que se obtiene el aceite. Además, de la desaceleración económica en el mundo, por restricciones que existen en las grandes economías de EEUU, China y la Unión Europea y la depreciación de la moneda en países como Colombia y Argentina, que eran buenos compradores de productos industrializados ecuatorianos.
La situación es triste, sobre todo, para el sector automotriz: entre 2012 y 2013 las exportaciones de vehículos alcanzaron las 20 mil unidades. Este año, no llegan ni a mil.
Retos complicados los que debe enfrentar el Gobierno, porque el impulso de este sector, representa ingresos para el país y para miles de familias ecuatorianas.
Debemos pensar no solo en importar todo, sino en exportar lo que más podamos. Los recursos internacionales que lleguen al país, son una inyección para garantizar mejores días para todos.
La producción es una buena opción, pero son las autoridades las que deben allanar el camino. En tiempo de recesión, hay que ser creativos.