Parque Bicentenario y patrimonio

Sara Serrano Albuja

El 10 de Agosto de 1809, Primer grito de la Independencia hispanoamericana, cumplió 210 años y su festejo pasó casi desapercibido. Debió celebrarse rememorando su esencia histórica. Líderes brillantes y ciudadanos unidos en el sueño ideado por Espejo, nutrido por la Rebelión de las Alcabalas de 1592 y el ADN político de la Revolución de los Barrios de 1765, instauraron la primera Junta Soberana de Quito.

Señor Alcalde, haga un museo permanente y ecosostenible en el Parque Bicentenario dedicado a esta fecha magna para Quito e Hispanoamérica. Quito está perdiendo. La miopía gubernamental pseudoplanificadora demolió la Biblioteca Nacional, joya arquitectónica. La Casa Cardenalicia de la Mariscal se derruyó en la administración Rodas, al igual que tantas otras patrimoniales destinadas a parqueaderos o edificios. A la corrupción no le importan los lugares, solo el lucro, no tiene patria.

¿Quién responderá por la contaminación por la explotación minera a gran escala que el actual régimen dispuso en cientos de hectáreas? Los lugares tienen incidencia sobre las personas, sobre su salud, imaginarios, autoestima y calidad de vida. ¿El derecho a la sostenibilidad ambiental y a la belleza es solo para ciertas urbanizaciones? Quito poco importa al que solamente la piensa con sentido de ocupación y provecho.

El embellecimiento de las escalinatas en la Alfonso Perrier y De los Conquistadores es sintonía de la campaña Enamórate de Quito, impulsada por la concejal Analía Ledezma; Marlon Cadena, su asesor, sostiene que cada barrio debe ser el nuevo motor del turismo en Quito. La ciudadanía debe exigir que las ordenanzas y las leyes de patrimonio incluyan su presencia y criterios para la toma de decisiones. El IMP no puede actuar a espaldas de los quiteños.

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