Museos de la libertad

Franklin Barriga López

En Panamá se inauguró un espacio de gran importancia y trascendencia, por cuanto documenta y expone, en forma objetiva, la evolución de la libertad, los Derechos Humanos y la democracia en ese pintoresco y hermano país. Se ha dado a conocer que este museo, ubicado en la avenida principal de Amador y conformado por tres edificios, tiene por objetivo el rescate histórico de los acontecimientos que no deben ser olvidados, para afianzar las libertades fundamentales, fomentar su defensa y fortalecer la cultura.

En Nueva York, en el área de la emblemática Estatua de la Libertad, abrió sus puertas en estos días el museo que tuvo un costo de 100 millones de dólares y que viene a intensificar los valores que caracterizan a ese gran país forjado por inmigrantes. Estos dos centros de orientación nacional e internacional entrañan contenidos de significación mayor, en razón de que sirven para que la necesaria memoria colectiva, dentro de la pedagogía histórica, no desaparezca y perduren valores y principios sustanciales para el adelanto de la humanidad.

La libertad es la atmósfera imprescindible para el bienestar y el progreso, para que se afiance la democracia e imperen los Derechos Humanos, frente al acechante totalitarismo que oprime a los individuos y naciones, sumergiéndoles en épocas de retraso, miseria y oscurantismo.

La Historia tiene infinidad de páginas donde se narran las luchas de los pueblos para liberarse del absolutismo, acontecimientos que hay que imitar, con persistencia, convicción y valentía, cuando los déspotas se apropian del poder y quieren eternizarse en el mismo. En Venezuela, cuna de libertadores, paradójicamente hoy se lucha por su libertad, noble emprendimiento que merece la absoluta solidaridad de individuos y países.

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