Antonio Rodríguez, de la abogacía a los estudios históricos y literarios

AUTOR. Antonio Rodríguez fue diputado por Pichincha y vicepresidente del Congreso Nacional.
AUTOR. Antonio Rodríguez fue diputado por Pichincha y vicepresidente del Congreso Nacional.

“En una sociedad como la nuestra es imprescindible sentir los problemas, las angustias, los dolores de la comunidad y de los individuos”, dice Antonio Rodríguez Vicéns, abogado y escritor quiteño que, paralelamente a su carrera política, ha llevado un impecable oficio de investigador de la historia y la literatura.

Entre sus obras más destacadas está el ‘Diccionario de El Quijote’ (2003). Las columnas de opinión que mantuvo en varios diarios del país ponen en evidencia su pensamiento crítico y su pasión por la lectura, el análisis y la reflexión filosófica.

Desconocer la historia, afirma, es condenar a una sociedad a la perpetua repetición de sus errores. “Somos el resultado de ese pasado –añade-. Sin él, carecemos de raíces y, por tanto, de identidad”.

Su última publicación, ‘Alfarero de Repúblicas, ideario de Simón Bolívar’, busca saldar la deuda con El Libertador, cuya imagen se ha desdibujado en causas políticas y sociales que tomaron su discurso en beneficio propio.

“Se menciona a Bolívar, pero se conoce muy poco de él. Es una de las figuras históricas más manipuladas”, dice Rodríguez.

El libro abre con una compilación de epístolas que dan cuenta de la visión que Bolívar tenía de sí mismo y de sus ideales. La segunda parte recopila citas de Bolívar extraídas de memorias, cartas y discursos, que evidencian su pensamiento sobre temas políticos y problemáticas sociales, pero también sobre asuntos humanos como el amor, la religión, el heroísmo o la muerte.

Para finalizar, Rodríguez reúne testimonios de personalidades que conocieron a Bolívar, como José de San Martín o José Manuel Restrepo.

“No quise dar mi opinión, sino preparar un libro con los textos fundamentales de Bolívar, para que el lector, al revisar mi libro, pueda tomar su propia posición”, dice el autor.

TRABAJO. Antonio Rodríguez Vicéns presentó la semana pasada el libro ‘Alfarero de Repúblicas’.
TRABAJO. Antonio Rodríguez Vicéns presentó la semana pasada el libro ‘Alfarero de Repúblicas’.

¿Cómo conjuga su trabajo de investigador con su profesión de abogado?
El hombre es un ser complejo y, como parte de una sociedad, debería tener interés por todas sus actividades. Desde niño, siendo bastante solitario, me incliné a la lectura y a la escritura. Primero escribí poesía. Como, aparte de los intereses, hay que tener una actividad que permita subsistir, dado el estrecho mundo que vivíamos en ese entonces, escogí como profesión la abogacía. Como decía uno de los clásicos, “soy hombre y nada humano me es ajeno”.

Como columnista, ¿cree que la palabra puede cambiar el rumbo de una sociedad?
En Ecuador, lamentablemente, no se lee. No hay debate de ideas, me refiero a temas con contenido de fondo. Un columnista, por más leído que sea, puede llegar a una mínima parte de la sociedad, insignificante. La palabra es lo que tengo, es lo que puedo utilizar si no estoy participando en otras actividades, pero esa palabra tiene muy poca trascendencia. Los problemas no son analizados, no calan y solo cuando ha pasado mucho tiempo y cuando, como una fruta madura, ha terminado pudriéndose y cae del árbol, nos damos cuenta.

¿Qué lo cautivó de ‘El Quijote’? ¿Qué lo hace volver a este texto en sus investigaciones?
‘El Quijote’, según los críticos, da nacimiento a la novela moderna. Todo lo que posteriormente se hizo, en una u otra forma, tiene raíces en ‘El Quijote’. Hay desconocimiento de ese texto, la gente habla de Cervantes, del Quijote, de Sancho Panza, de Dulcinea, pero puedo garantizar que la mayoría no lo ha leído. Me pareció oportuno, por la trascendencia que tiene y por la falta de lectura de esa obra fundamental, elaborar ese diccionario que permite un acceso fácil, detallado, pero también sistemático al pensamiento de Cervantes y a aspectos fundamentales de la novela.

¿En qué lecturas está inmerso?
Leo cada vez menos novela, pero sigo leyendo poesía. Recuerdo que Vargas Llosa contaba que, cuando fue candidato a la presidencia del Perú, ante la tensión de la campaña, leía todos los días a Góngora. Es decir, leía poesía para –si cabe la expresión- refrescar su espíritu. Sigo leyendo poesía. Leo mucho ensayo, historia, filosofía, y en general trato de estar informado sobre las corrientes fundamentales del pensamiento contemporáneo. (AA)

FRASE

Le pido al lector que se acerque a los textos de Bolívar y adquiera su propio criterio, sin imposiciones ni intermediarios”. Antonio Rodríguez, Escritor y abogado.