La búsqueda de trabajo informal antes se hacía únicamente los lunes ahora se cumple cuatro días de la semana.
Juan Mayo, se quedó sin trabajo desde hace tres meses a finales de enero, y asegura que desde ese tiempo ha sido casi imposible volver a trabajar.
Juan trabajaba en el departamento de limpieza de una institución pública y en la reducción de personal fue despedido, por lo que a diario sale a las calles para ver si consigue un trabajo en cualquier cosa, “salgo todos los días a distintas plazas para ver si me sale algo de albañilería, pintura, o plomería”.
Juan no estudió completa la secundaría ya que siempre debió trabajar, asegura que nunca ha tenido muchas oportunidades y ahora tiene tres hijos que mantener con solo 30 años de edad.
“Es difícil encontrar trabajo porque no soy la única persona, al igual que yo hay muchas personas, más jóvenes y que saben más cosas”.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) difundió ayer, los resultados de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu) que analiza el comportamiento del mercado laboral hasta marzo del 2019.
Entre los datos entregados están que el empleo pleno cayó 3,2 puntos porcentuales frente a marzo de 2018. Esto significa que en el último año un total de 261.767 personas perdieron su empleo pleno o adecuado. Dentro de esta categoría se encuentran aquellos que perciben ingresos laborales iguales o superiores al salario mínimo, trabajan igual o más de 40 horas a la semana.
En el caso del desempleo en marzo del 2018 se registró en el 4,4%, mientras que para el 2019 subió al 4,6%.
Esto se debe a que muchas personas trabajan menos de la jornada laboral y no tienen el deseo y disponibilidad de trabajar horas adicionales.
También se incluyen las personas que trabajan más de 40 horas a la semana, pero no quieren o no están disponibles para laborar horas adicionales. En ambos casos, el salario que perciben es inferior al básico.
En la ciudad es cada vez más notorio la presencia del trabajo informal y las personas que buscan un trabajo lo que no solo crea problemas económicos, sino el incremento de la delincuencia, mala alimentación de los niños y problemas familiares.
En el caso de Jorge Yumbalá, quien no tiene trabajo desde hace seis meses, asegura que la falta de empleo le causó la separación de sus esposa, “ya no llevaba dinero a la casa y eso trajo problemas, además las malas amistades hicieron que me meta en vicios y lo poco que ganaba lo gastaba en alcohol”.
Ahora Yumbalá debe pagar la pensión alimenticia de su hijo y para esto busca cualquier trabajo ocasional en la Plaza de El Sato, asegura que cada día hay más personas y es muy difícil que alguien encuentre un trabajo estable con los despidos masivos. (NA)