Los candidatos

EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

Los políticos manejan sus movimientos según las encuestas. Y estas les llegan semanalmente. Si la popularidad del Mandatario fuese tan alta como la de su sucesor, lo actuado por la Pame Aguirre, hubiese sido aceptado ipso facto por Correa. Ahora, bien, este fin de semana, los Movimientos más opcionados proclamarán a sus candidatos, en medio de multitudes, la mayoría fraguadas por sus entornos, lo que pondrá mayor incertidumbres en el electorado. Es que por los ojos y oídos, entra la información al cerebro. Las imágenes venden esperanzas.


Es un secreto a voces, la tácita obligatoriedad de asistir a eventos partidistas, para aparentar que tal o cual candidato tiene enorme aceptación nacional. Lo que, además, ya está siendo objeto de estudio para la tipificación en el código respectivo, pues lesiona la integridad mental del ciudadano. Esta corrupta práctica, endiosa al candidato, y le da, tanto a él como al pueblo, una falsa información. Y ni hablar del origen de los fondos que las sustentan, el que también es otro secreto a voces.


El resultado de estos actos, hace que tengamos tan fragmentada a la oposición, que don Guillermo esté deshojando margaritas para pensar cómo actuar; que don Jaime no pueda dormir tranquilo, pues relanzó a doña Cinthia al ruedo, tal vez para rechamuscarla definitivamente; y que don Paco, en sus adentros, sepa que ese 60% de indecisos al que le apuesta, esconde el voto vergonzante, es decir, el de gente que de alguna manera, lucra de la burocracia o de contratos poco transparentes; que Rodas esté intranquilo, pues no sabe qué grupo le traerá más ventajas a futuro. Y ya no les queda tiempo para pensar más, cómo camuflar la defensa de sus intereses grupales, que en el fondo, les importan mucho más, que los “sagrados” intereses nacionales.


¿Será que Paco, Guillermo y Cinthia acordarán a última hora, leyendo bien las encuestas, una verdadera unidad por el bien de la patria? Lo dudo. Pero nadie, con certeza, sabe las razones para que la aceptación de Lenin, un hombre tan diferente a Correa, sea tan alta.
Con seguridad, ni él mismo lo sabe.


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