Amy

AUTOR: Alejandro Fabara Torrres

Amy Winehouse reinventó el soul y el jazz, acercándolos de nuevo a la radio comercial. Hizo estos estilos más accesibles para oídos desacostumbrados. Han pasado seis años desde que se uniera al club maldito de los 27. Amy se fue sin ser capaz de entender su legado cultural.

Su prodigiosa voz rasgada no pudo con la fama, de la que siempre quiso huir. Temperamental, pero dulce a la vez. Nunca pudo superar que sus padres se separaran cuando era una niña, lo que desencadenó una vida llena de excesos. Nacida en 1983 en el seno de una humilde familia judía, conoció y aprendió a amar el jazz por su padre, un taxista del sur de Londres. Ella siempre supo que quería convertirse en una buena intérprete de ese tipo de música. Era difícil, pero logró convertirse en la voz blanca del ritmo negro.

Escribía poesía y empezó a componer las letras de sus canciones como un desafío personal. «Siempre dije que no quería escribir sobre el amor, pero luego fui y lo hice de todos modos» así definía su proceso creativo, siempre empezaba a partir de sus experiencias personales. Contaba su vida entera a través de sus canciones y cuando se paraba frente al público dejaba la piel y transmitía sus sentimientos sin poses, con su estilo propio, irreverente y sincera. Nunca tuvo reparos de mostrar su lado más oscuro.

Su exorbitante talento fue reconocido en 2008 con cinco premios Grammy a su álbum ‘Back to black’: mejor canción del año, mejor grabación, artista revelación, álbum de pop vocal y mejor artista de Pop vocal. Fue la primera mujer en ganar tal cantidad de premios en una sola noche y la primera artista británica en obtener cinco Grammys.

Sus historias de desamor y tristeza jamás dejarán de sonar en cada rincón de este mundo que ella tanto detestaba. Amy era una antidiva, tan brillante como autodestructiva. Al final del día, ella sólo quería cantar y que la dejaran en paz.