Amiguitos angustiados

Luis Eduardo Vivanco

Muchos sufren de depresión por el archivo del juicio político al vicepresidente Jorge Glas. Se lamentan en Facebook y mentan a las madres de unos cuantos, señoras que seguro no tienen nada que ver con sus honorables hijos.

Pero, ¿qué esperaban queridos amigos? Si en el Consejo de Administración de la Legislatura está la rama más talibán del correísmo, condimentada con el radicalismo pueblerino del chatismo lojano. Esos cromos no pueden garantizar otro desenlace que no sea el que todos vimos esta semana.

Sin embargo, comprendo la impotencia de la gente, las iras furibundas que provoca ver a políticos con caras de teflón, a quienes todo les resbala. Algunos desesperados, no dudan en volver a asegurar que de esta manera estamos, sin otro derrotero posible, caminando hacia Venezuela. Yo aún no me adelantaría tanto.

Queridos ofuscados compatriotas, rabiosos defensores de la democracia y las arcas públicas, considero que debemos ser aún más pacientes. La política se rige por tiempos y muchas veces, cuando llega su tiempo, el resultado es implacable. Entiendo la angustia y dirán que no podemos esperar más, que han sido ya muchos años de impunidad y descaro. Yo les digo que debemos esperar. Aún no ha pasado la suficiente agua bajo la cabaña, como para provocar su desplome, pero ese desplome, a su tiempo, será ineludible.

Hemos presenciado dos meses de un vendaval político que nadie esperaba. Nadie hubiese creído que en solo mes y medio de Gobierno exista una bronca irreconciliable en el interior de Alianza PAIS. Una bronca que, para mí, modesto espectador de las tribunas, me ha parecido absolutamente entretenida.

Creo que sí se respiran aires más democráticos, pese al tufo totalitario que aún busca dispersar el ala dura de Alianza PAIS. Que el aroma de las libertades vaya ganando espacio y los del tufo regresen a las páginas oscuras de la historia, a las que pertenecen y de las que nunca, pese a sus adornados discursos, pudieron salir. Y sobre lo de Glas, aguanten, la película aún no termina.

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