¿Esclavitud o libertad?

Existen dos formas de conseguir un esclavo: derrotando y venciendo al individuo, o bien comprándolo por un precio. Podemos ser vencidos por muchas cosas en la vida. El alcohol, la nicotina y muchas drogas tienen el poder de subyugar la voluntad del ser hasta convertirlo en prisionero gracias a la afición química de sus neuronas. Muchas personas se dejan poner grilletes por su apego al trabajo, al dinero, al sexo o a las posesiones materiales. También existen aquellos que se dejan seducir por el silencio elocuente de las estatuas a las que rinden pleitesía y ante quienes doblan sus rodillas en flagrante y necia sumisión. Pero también puede un esclavo ser comprado con dinero o con prebendas, para cauterizar su conciencia, apagar su voluntad y lograr un mudo cómplice frente a las iniquidades cometidas por otros. Así nace el conocido ‘rabo de paja’: si tú callas mi delito, mañana callaré ante el tuyo. En nuestros días ha tomado cuerpo la esclavitud y se ha convertido en el principal enemigo a vencer. Solo Jesucristo puede romper las pesadas e infrangibles cadenas de la esclavitud hasta convertirlas en delicadas cintas de amor. Así se consigue la libertad.

Gustavo Vela Ycaza
C.I. 1704442266