La estructura inaugurada a inicios del siglo XX necesitó una intervención integral para corregir el deterioro de sus materiales.
La Plaza de la Independencia, en el Centro Histórico, recuperó su emblemático monumento que origina su nombre. Luego de dos meses de trabajo y con una inversión de $120.000, que generó más de 25 plazas de empleo a restauradores, auxiliares, técnicos de seguridad, eléctricos y de laboratorio, el conjunto escultórico recobró su belleza, gracias a las labores realizados por la municipalidad, a través del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).
El monumento a la Independencia, que lo componen la columna a los Héroes de 1809, coronado por la estatua a La Libertad o Dama de la Independencia, el conjunto ibérico y su basamento, son uno de los más importantes elementos simbólicos del Ecuador.
Los trabajos planteados por el IMP en la ‘Conservación integral monumento a la Libertad en la Plaza Grande’ consideraron la intervención del bien de forma integral; tanto el material metálico, como los pétreos que lo conforman, a través de procesos de conservación o restauración que permitieron su estabilización, como también la legibilidad del bien.
Las labores se realizaron mediante un proceso metodológico técnico y científico, aprobado y validado por los organismos competentes, y estará sustentado en estudios previos de caracterización de los materiales originales y agregados.
El alcalde Santiago Guarderas indicó que: “Los monumentos que son símbolos de nuestra historia, de nuestra identidad reciben mantenimiento y reparación integral por parte del Municipio de Quito. Estos trabajos constituyen un tributo a la conmemoración del Bicentenario de la Batalla de Pichincha, gesta libertaria que sembró las bases para el nacimiento de la actual República del Ecuador”.
El burgomaestre resaltó que el municipio inició con la recuperación de 16 conjuntos escultóricos, de la mano del IMP, ubicados en plazas y parques del Distrito Metropolitano de Quito. “El primero en rehabilitarse es el monumento a la Independencia y tenemos el gusto de presentarlo a la ciudadanía”.
Para Angélica Arias, directora del IMP, los trabajos permiten una conservación y restauración integral del monumento. “Hemos recuperado algunos de los elementos faltantes que desaparecieron en la historia de este monumento, que tiene más de 100 años y además se realizaron otros trabajos como la recuperación del ‘pan de oro’ de la parte alta de ‘Libertas’, que es la diosa que está en la cima.”
Los trabajos garantizan: La estabilización física de los materiales originales y añadidos históricos con respecto a su interacción con agentes externos de deterioro, principalmente la suciedad o corrosiones (óxidos, carbonatos, sales, etc.), para luego estabilizar o inhibir. Considerando la restitución y reposición de revoques, consolidación y mejoramiento sus condiciones de anclaje, empotramientos, restitución y reposición de faltantes elementos de metal y piedra, tratamientos en fisuras y recubrimientos de protección.
La recuperación estética del bien; dentro de los criterios y normas de conservación y restauración de bienes patrimoniales, deteniendo el deterioro con acciones que parten de investigaciones, análisis físicos y químicos e indagaciones cognoscitivas previas, que justifiquen los procesos de restauración bajo el criterio del respeto al original. sobre todo, en los tratamientos que se relacionan a limpiezas, reposiciones de faltantes y capas de protección.
La elaboración de un manual de mantenimiento, organizado por lineamientos técnicos de conservación preventiva, con sus respectivas recomendaciones para el control de agentes biológicos y antropogénicos, que será sociabilizado a las entidades encargadas de su mantenimiento.
La intervención considera el eficiente desarrollo de los trabajos mediante un plan de gestión de riesgos; la protección del personal técnico y del bien mueble; la conformación de una estructura de andamios certificados auto portantes bajo norma INEN, que permita la conformar plataformas de celosías metálicas, la protección colectiva perimetral y de cubiertas.
Ahora los habitantes de Quito, además de turistas nacionales e internacionales, podrán disfrutar de este monumento que fue diseñado en 1894 por Juan Bautista Minghetti, y finalmente fue construido por el arquitecto Lorenzo Durini e hijos con la colaboración de artistas y fundidores italianos entre 1903 y 1906, cuando fue inaugurado por el entonces presidente Eloy Alfaro frente a los quiteños.