La oferta de turismo rural de Ibarra se amplía a la convivencia con comunidades descendientes de los Karanki, quienes mantienen su cosmovisión y tradiciones.
A menos de 30 minutos del centro urbano de Ibarra se pueden vivir experiencias repletas de tradiciones y costumbres andinas ancestrales, conviviendo en las zonas rurales con comunidades indígenas que mantienen sus prácticas milenarias.
En las parroquias rurales de Angochagua y La Esperanza, conformadas por comunidades donde alrededor del 75% de la población es indígena, se pueden disfrutar de jornadas a campo abierto, donde las familias anfitrionas acogen a los turistas, por un día o más. Comparten su forma de vida en simpatía con la naturaleza.
En medio de una altura sobre el nivel del mar -que puede ir desde los 2.400 metros hasta los 4.600, en las faldas del volcán Imbabura-, el turismo comunitario en estas zonas se viene organizando aproximadamente desde el 2002, a través de los comuneros y sus familias.
Pormenores del hospedaje
Una de las opciones está en la comunidad San Clemente, donde resaltan que el concepto básico detrás de esta propuesta es la convivencia. Es decir, permitir un intercambio cultural entre visitantes y residentes comuneros mediante el desarrollo de facilidades básicas de alojamiento.
“Nuestra oferta no está dentro de la línea de hoteles u hostales. Está enmarcada en alojamientos en albergues rurales junto a las casas de las familias. Contiguo a este servicio ofrecemos excursiones. Los guías de la comunidad han sido capacitados, cuentan con licencia de guía nativo naturalista para su ejercicio”, exponen, entre la oferta de sus servicios, que se difunde a través de redes sociales y su página web.
Esta iniciativa comunitaria abarca a 17 alojamientos rurales, de diferentes familias de la cultura Karanki, resaltando que son construcciones tradicionales y forman parte de la vivienda de las familias indígenas, pero manteniendo la suficiente independencia para el visitante.
“Los alojamientos son sencillos, pero cómodos. Cada uno cuenta con habitaciones para tres y hasta ocho personas, con camas individuales o matrimoniales, baños con agua caliente y una chimenea de leña”, detallan.
“Quedarse en uno de los alojamientos rurales es una oportunidad única para conocer personalmente y compartir la vida tradicional de sus anfitriones indígenas, aprender acerca del mundo de las plantas y cultivos que nosotros manejamos (agro biodiversidad), sus técnicas tradicionales de producción y los secretos de nuestra preparación”, informan.
Tarifas desde $10 por persona
Los costos dependen de los servicios que oferte cada comunidad y sitio. Por ejemplo, en San Clemente el paquete consta de alojamiento, en una de las 17 casas con chimenea, baño y ducha de agua caliente, más almuerzo, cena y desayuno, por $45 dólares por persona.
Además, entre la oferta está el contar con un guía local para escalar el volcán Imbabura, guía profesional -con dominio de inglés-, alquilar caballos o bicicletas, por un costo adicional.
Sin embargo, también existen otras opciones, que no incluyen hospedaje, de un solo día o con la opción de acampar en medio de las montañas y riachuelos, conocer miradores naturales o lagunas como Cubilche o Pangaladera, escalar el volcán Imbabura, desde $10 dólares.
Operadores que puede contactar
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