Los buses de transporte urbano que llegan hasta el parqueadero de playa Las Palmas de la ciudad de Esmeraldas, lo hacían al límite, es decir, con todos sus asientos ocupados. De él bajaban grupos de familias que por economía usaban ese medio para llegar hasta el mar y disfrutar del Carnaval que empezó ayer y termina mañana, 16 de febrero.
Dicha playa es una de las 11 de la provincia habilitadas para el feriado, a las cuales se suman 23 balnearios, en todos los sitios con la presencia de la Policía Nacional y Fuerzas Armadas, quienes ayudaron a armar el Plan de Seguridad aprobado 72 horas antes de las fiestas carnestolendas.
En el Plan se le pedía a la comunidad tener presente que el Covid no se ha ido, por lo que el cumplimiento de las normas de bioseguridad iban más allá de la vigilancia del control que están realizando los 47 tenientes políticos, siete comisarios y un Intendente de Policía asignados por la Gobernación para los siete cantones de Esmeraldas.
No aumentaron los precios
Al recorrer las playas, se observó más presencia de bañistas que en feriados como Navidad y Fin de Año. Las sillas de alquiler con parasoles junto al mar en la mayoría de los casos estaban ocupadas. La permanencia durante tiempo indefinido es de dos dólares.
Quienes también lucían con clientes eran los dueños de restaurantes de comida gastronómica. Otro de los indicadores de que el turismo se reactivó era el parqueadero de autos particulares que estaba al límite.
Más al sur, en Atacames, la actividad también evidenció un repunte, tanto en el día como en la noche. Hasta allá se moviliza la mayor cantidad de turistas llegados de la Serranía y Colombia. Los operadores turísticos en sintonía con la situación económica del país, que se ahondó con la pandemia, decidieron no incrementar los precios de la gastronomía ni del hospedaje, aunque están en lo que turísticamente llaman temporada alta. (MGQ)