Ecuador deslumbró a Catar hasta el final

Tristeza. Los seleccionados dejaron todo en la cancha, incluso sus lágrimas.
Tristeza. Los seleccionados dejaron todo en la cancha, incluso sus lágrimas.

El penal que Senegal marcó en el primer tiempo no doblegó a una joven selección ecuatoriana que luchó hasta el final.

Muchos dirán que la selección naufragó en la orilla, que no hubo un milagro ni una nueva página en la historia del fútbol, pero el partido que Ecuador perdió contra Senegal dejó claro que la Tri está para cosas grandes.

El brillo de la selección más joven del Mundial de Catar despertó sensaciones en todo el mundo. No solo por el descaro de sus jugadores, sino por la solidez de su juego y la ilusión de su plantilla.

Tras el resultado adverso, en el que Senegal se impuso 2 a 1, jóvenes promesas como Piero Hincapié dejaron sudor y lágrimas sobre la cancha. Luego, desde el camerino, grandes figuras como Enner Valencia y Ángelo Preciado, ofrecieron disculpas a un país que quedó muy agradecido por su participación.

Gustavo Alfaro, su técnico, se mostró como un padre que no puede permitirse mostrar dolor ante unos pupilos a quienes les enseñó a creer y quienes ayer tuvo que consolar, uno por uno, para que mañana vuelvan a levantar su frente muy en alto, como lo hicieron durante todas las eliminatorias y el Mundial Catar 2022.

Llanto de campeones

Moisés Caicedo quedó acurrucado en el campo mientras sus compañeros lo consolaban. No quiso abandonar el césped del estadio Khalifa, que pisó por última vez y donde logró un gol que reavivó el sueño ecuatoriano, una esperanza que apenas duró dos minutos hasta que Senegal se adelantó de nuevo. El mismo estadio donde tutearon a Países Bajos y elevaron la expectativa.

Enner Valencia, el héroe de tantas veces, el hombre que colocó a la Tri al borde de la clasificación con tres goles, ni siquiera pudo llorar. Como en Brasil 2014, sus tres tantos no fueron suficientes y Ecuador tendrá que esperar para volver a repetir la hazaña de Alemania 2006, la única vez que han estado en octavos de final de un Mundial.

Lloró también Hernán Galíndez, el arquero nacido en Argentina pero que se ganó los galones para defender la meta ecuatoriana, y Pervis Estupiñan puso gesto de rabia, de impotencia porque la derrota dolió, mató la ilusión que se había ido creando a base de lucha, de pelea.

Ecuador dejó su huella en Catar con mucho dolor pero con mucha esperanza. Como aseguró su seleccionador, en sus filas hay futuro y ahora la Tri puede agarrarse a esta nueva generación que, para la próxima vez que conozca un Mundial, ya no será la primera, ya no serán los novatos.

«Tendrán su revancha«, aseguró Alfaro, quien mira al futuro sin saber si será también el suyo, pero que compartió el dolor del presente como uno más.

Senegal fue más

Los campeones de África merecieron la victoria. Fueron más incisivos, más decididos a ganar el encuentro que les permitió superar, por segunda vez en su historia, la fase de grupos de un Mundial, 20 años después de que alcanzaran los cuartos.

La Tri descubrió un papel que, hasta ahora, no le había tocado jugar en Catar, el de la nación sometida por el rival, que impuso un ritmo infernal, tensión absoluta, mucho físico para ir acorralando al combinado sudamericano en su área.

La sangre llegó cuando asomaba el descanso e Ismail Sarr lo intentó de nuevo, esta vez pilló desprevenido a Félix Torres y obligó a Piero Hincapié a acudir en su rescate, pero el defensa del Leverkusen lo hizo con tanta brutalidad que arrolló al jugador africano dentro del área.

La víctima del penalti se encargó de transformarlo, con suavidad, al engaño, para colocar a Ecuador en posición peligrosa, obligado ahora a remontar, los papeles cambiados.

Tocaba ponerse las galas que vistieron ante Países Bajos, las que despertaron admiración por la forma en la que hicieron hincar la rodilla a una de las aristócratas del fútbol, pero frente a otra de las de abajo, una Senegal bien trabajada y urdida, no fue suficiente.

Alfaro revolucionó su centro del campo dando entrada a Sarmiento y Cifuentes para llevar el partido más arriba y el segundo avisó en apenas 3 minutos con un disparo lejano que detuvo Mendy sin problemas.

El banquillo envió al rescate a Djorkaeff Reasco, el hijo de Neicer, que en 2006 participó en la Ecuador que se clasificó para octavos de final, un joven futbolista del Old Boys argentino que, minutos antes del encuentro se había reunido con el ídolo francés de quien tomó prestado su nombre.

La reacción llegó a los 68 a balón parado, un córner peinado por Félix Torres que acabó en las piernas de Caicedo, que libre de marca solo tuvo que fusilar a Mendy.

Pero la alegría apenas duró dos minutos y la sanción llegó también a balón parado, en una falta desde la derecha del ataque senegalés que Enner Valencia despeja mal y acaba en las botas de Kalidou Koulibaly para dar de nuevo ventaja a los africanos.

El golpe fue ahora imparable, porque la ilusión todavía no había llegado a la mente de los ecuatorianos, que se veía de nuevo obligados a remontar, a perseguir un sueño.

Ecuador no se repuso, bregó en busca de nuevo del empate salvador, pero la fe esta vez no fue suficiente. (EFE/DLH)

El partido entre Ecuador y Senegal se disputado en el estadio Khalifa de Al Rayyan ante unos 40.000 espectadores.

«Estábamos contentos, ilusionados con lo que estábamos haciendo y hoy no lo hemos podido lograr y le pedimos disculpas a todo el Ecuador»,

Enner Valencia, capitán de la Selección.

“Ecuador tuvo un buen rendimiento a lo largo de los partidos, en los que venció a Catar y empató contra Países Bajos, Pero así es el fútbol y (contra Senegal) nos pasó factura»,

Angelo Preciado, seleccionado de Ecuador